INTRODUCCIÓN

--Mi nombre es Naiara, hija de una humana y un hada de luz, no podía imaginar que el hombre mas atento, cariñoso, hermoso -mi padre- fuese un hada, un ser mítico, una criatura mágica, donde mora en los cuentos y leyendas para niños. Criaturas inofensivas y protectoras con el género humano.

No podíamos estar más equivocados, solo una raza de ellas, son las destinadas a protegernos, y esas, son las hadas de luz.

Invisibles para el ojo humano, aún caso que ellas quisieran mostrarse, con la capacidad de cambiar de apariencia para no reconocerlas y mezclarse entre nosotros.

Tienen terminantemente prohibido tener relaciones con humanos, si eso ocurriese, tanto el o ella junto a sus familias están en peligro de ser eliminados, llevándose a los niños de esta unión que mostrasen algún poder..


--Tenía seis años cuando todo comenzó, veía y notaba cosas que para mí eran normal, fue así como me enteré que había otro mundo, un mundo mágico y peligroso muy diferente a los de los cuentos de hadas, un mundo mezclado con el nuestro.

-- Y yo, estaba en medio de los dos.


CAPÍTULO PRIMERO

Dieciséis años antes

Vivíamos en un pueblecito de Irlanda del Norte con pocos habitantes, el pueblo estaba rodeado de bosques frondosos. Pequeños riachuelos bajaban de la montaña serpenteando formándose en lagos con aguas cristalinas y frías, teníamos un clima húmedo y ligeramente cálido ya que la mitad del tiempo el cielo estaba cubierto de nubes, por lo que llovía muy a menudo a lo largo del año, la temperatura en invierno no bajaba a mas de tres grados bajo cero y en verano muy rara vez ascendían a treinta grados, me encantaba el clima pues odiaba sentirme pegajosa y acalorada todo el rato.

A menudo hacíamos excursiones a los lagos cuando papá estaba con nosotras, nos bañábamos en los riachuelos, aunque el agua era muy fría mamá nos regañaba pero por alguna razón no temía que cayésemos enfermos, papá se reía de ella porque era incapaz de meter ni un solo dedo en el agua helada. Añoraba esos días que pasábamos juntos al aire libre.
Todo lo bueno siempre acaba en algún momento, la relación que tenía con los niños de mi edad era completamente nula, ellos me rechazaban haciéndome sentir muy sola, aislada de todos me senté en mi columpio favorito viendo jugar a los niños en el parque, ninguno de ellos querían jugar conmigo por que decían que era una niña extraña, me hacían sentir triste – una lágrima empezó a salir de mis ojos seguida de muchas más
¿Qué era lo diferente en mí? ¿Por qué me rechazaban?, solía ver cosas que los demás no veían, o eso me decían los niños, que me lo inventaba para llamar la atención, pero no era así, de verdad que los veía, ellos estaban por todas partes. Tuve que aprender a no mencionarlos si quería que me dejasen tranquila.

-¡Naiara! – me llamaba mi mamá, venía por mí, vivíamos al otro lado del parque en el que me encontraba.
Me puse de pie y fui a su encuentro, al llegar a su lado me aferré a sus piernas todavía llorando.

-¿Qué tienes mi niña? ¿Por qué lloras? – se agachó levantando sus manos hasta mi rostro para secarme las lágrimas, me cogió de la mano y nos fuimos camino a casa.

Papá estaba de viaje, siempre estaba fuera, lo veíamos muy poco, de vez en cuando nos íbamos con él, mamá no me daba explicaciones de donde iba ¡como lo añoraba! Quería mucho a mi papá él me protegía haciéndome sentir como a una niña normal sin defectos para él, tan cariñoso y gentil, él era hermoso.

Me gustaba leer cuentos, mis favoritos eran los cuentos de hadas como campanilla, las hadas de los bosques, mi cuento favorito era”el sueño de una noche de verano”donde una vez al año en la noche de San Juan se abría un portal entre los dos mundos… me fascinaba ese cuento, mi papá me lo regaló al cumplir seis añitos..

Mamá por el contrarío, me contaba historias muy diferentes a las de los cuentos, me decía que las hadas de los libros no existían, que las verdaderas hadas eran malvadas, envidiosas, provocaban accidentes, decía que había varias clases de ellas. Vivían ocultas entre la gente observando, aprendiendo de los seres humanos en ocasiones hacían travesuras causando grandes problemas.
Poseían atributos mágicos entre otras cosas, podían volver loca a una persona e incluso algo peor, eso no me lo contaba,(lo averigüé por mi cuenta) mamá decía que era muy chica para saber eso, ya llegaría el tiempo de revelarme todo.


Contaba con seis años de edad, faltaban tan solo dos meses para cumplir los siete, estaba deseando que llegara el día, mi papá me prometió que estaría para mí cumple, lo quería mucho, poseía luz propia haciéndole parecer mas joven e irreal, como los príncipes de mis cuentos, a menudo le comentaba a mamá:

--Mami, cuando tenga novio quiero que sea como él, me gusta el color que lo rodea ¡es tan bonito!.

Mi mamá me miraba asustada diciéndome que no dijera esas cosas a nadie, solo a ella y si notaba algo raro que se lo comunicase, entonces le dije que cuando miraba a las personas algunas de ellas no tenían color, ella dijo que el color que yo veía se llamaba aura, el aura de cada persona era diferente diciéndonos como es en realidad y el estado en que se encontraba en ese momento, me dejó intrigada ese dato, era consciente de que por mi edad todavía había cosas que no entendía.

--Cariño, cuando veas a esas personas, no te fijes en ellas, haz como que no existen ¿lo harás? No debes captar su atención, prométemelo - se agachaba poniéndose a mi altura sujetando mis brazos nerviosa y preocupada, yo asentí moviendo la cabeza me acerqué a ella y le di un beso en la mejilla confortándola, quería mucho a mis papas, los amaba.

Llegó el día de mi cumple, hoy llegaba mi papá estaba muy contenta, lo que más quería era abrazarle. Nunca llegué a imaginar que serían los últimos días que lo vería con vida.

--¡Naiara!.-- llamó

Salí corriendo a su encuentro, era mi papá, él me izó del suelo abrazándome y dándome besos al igual que yo.

--Te traje un regalito, está en el coche esperándote.

Me dejó en el suelo y fui a buscarlo, se trataba de un enorme conejito de peluche.

--¡Gracias papá!- grité dando saltitos emocionaba, me gustaban mucho los peluches.

Abrazando al conejo, me dí la vuelta quedándome quieta por la impresión de verlos tan de cerca, allí estaban esas personas sin color, mi corazón dio un vuelco dándome miedo, salí corriendo a buscar a mi mamá para decirle.

--¡Mamá!, ¡están ahí fuera!, esas personas, ¡están fuera! – alterada, señalé a la calle
Mi papá miró extrañado a mi mama y ella se lo explicó, él se acercó a mí cogiéndome en sus brazos.

--Cuéntame lo que ves, mi princesa, díselo a papá – estaba preocupado se le notaba en la cara.
Comencé a contarle como veía diferentes colores en las personas, otras carecían de ellos y las últimas, las que más me llamaban la atención eran las que brillaban por sí mismas pero estas no las veía nadie, solo yo.

M e di cuenta que el aura de mi padre era como el de esas personas, solo que más pura de color dorado su brillo era menor pero no por eso era menos hermosa.
--Como tú papá – le dije - solo que ellas brillan todo el tiempo, tú, en cambio, solo lo haces cuando estas en casa.
Papá, me miró muy serio, dejándome en el suelo dijo:

--Naiara atiende a lo que te voy a decir, debes de hacer lo que te diga – me dijo preocupado

--No los mires nunca, no directamente, si ves que te observan, haz como que no existen, aunque estén alrededor tuyo o te hablen, no los contestes ignóralos y sobre todo no los mires ¡prométemelo! – Volvió a repetir papa alterado.

 --¿Por qué, papá? – le pregunté intrigada.

--Ellos no son buenos, ¿Me prometes que harás lo que te he dicho?

--Si – contesté abrazándome a su cuello, apoyando mi cabeza en su pecho ¡se sentía tan bien!.

Pasó una semana, estaba feliz por que él estaba conmigo, aprovechaba cada segundo a su lado, jugábamos, me contaba historias, me hacía cosquillas, lo quería tanto…...

Un día, mi papá vino muy preocupado a casa, diciendo que se tenía que ir y que no sabía cuando volvería, mientras lo decía se dirigió al armario sacó su ropa metiéndola en una maleta, abrazó a mi madre apenado – Me han encontrado – La dijo desconsolado, se dio la vuelta y me cogió en brazos besándome en la frente.

--Te quiero mi niña, cuida de mamá por mí y recuerda lo que te dije, es muy importante que os mantengáis a salvo – me volvió a besar dejándome en el suelo, se despidió de mamá entristecido, salió marchándose en el coche.
Mamá lloraba desconsoladamente, con las manos tapaba su rostro, no quería que yo la viera para no preocuparme.

Unas horas después.

Era una noche oscura, silenciosa, ni una sola estrella se veía en el cielo, llamaron a la puerta y mi mamá fue abrir para ver quien era extrañada por lo tarde que era, unas personas uniformadas con el rostro serio entraron en la casa con el permiso de mamá, los oí hablar con ella haciendo gestos con las manos.

Me asomé a hurtadillas desde la cocina, fijándome en el cristal de la entrada porque se veía el reflejo de unas luces de colores, me quedé extrañada.

Mi madre rompió a llorar desconsolada, de repente su cara perdió color volviéndose pálida, cayó desmayada. Una de las personas que se encontraban allí, cogió a mi mamá antes de llegar al suelo y golpearse contra el, la llevaron al sofá del cuarto de estar, tumbándola la daban aire con una revista que momentos antes estaba leyendo mi mamá.

Un nudo se fue formando en mí interior, algo grave pasaba, primero se marchó papá apresurado y ahora esto, mi pequeña mente no enlazaba los sucesos ocasionados en el día de hoy, entonces ¿Por qué sentía esta pesadez en mi interior?. Mi corazón latía deprisa, algo malo sucedía ¿Era acaso, relacionado con la marcha de papá? , me acerqué a ellos tenía que saberlo.

-¿Qué le pasa a mamá? ¿Por qué esta así? – logré decir las preguntas que llevaba dentro que me hacían daño.

Ellos no supieron que decirme, mama empezó a recuperarse, se acercó a mí abrazándome, volvió a llorar, me dijo que no podía hablar en ese momento pero que me lo diría un poco mas tarde.

Esa noche empezaron mis sueños, eran extraños, con el tiempo supe, que unos eran premoniciones, y otros, momentos vividos por otras personas..
Este sueño fue traumático, viví la muerte de mi padre, como si estuviera con él en el preciso instante que ocurrió todo.

Todo comenzó con una neblina, poco a poco iba disipándose dejándome ver claramente las imágenes que tenía frente a mi, se trataba de mi papá, me puse contenta solo con verlo en mis sueños.

Papá iba conduciendo mirando por los retrovisores estaba muy nervioso se le notaba en la manera de conducir, de pronto empezaron a aparecer los seres sin color, sin aura (tiempo después me entere que estos seres eran cazadores de hadas, ) , mi papá intentaba esquivarlos, pero eran demasiados, llegamos a una curva, estos seres estaban enganchados por todos sitios intentando herirlo con sus garras afiladas y venenosas.

Me fijé en sus rostros, eran pálidos con las orejas puntiagudas y rostros afilados, sus ojos eran lo que mas me llamó la atención, rasgados muy bellos, hipnotizantes, de color negro como la mas oscura de las noches, de cuerpo delgado.

Mi papá no vio la curva, estaba pendiente de que no lo atraparan, la tomó recta, el coche se precipitó por un acantilado, papá gritaba y decía palabras que no entendía de pronto su cuerpo se llenó de luz, en ese momento se giró para mirarme sintiendo mi presencia momentos antes de que el coche se estrellara, me dijo.

-- Princesita, estaré contigo siempre, cuando me necesites allí estaré, cuida de mamá os quiero, se despidió

El coche tocó tierra, explotó en un centenar de llamas, sentí como mi piel ardía, yo chillaba del dolor no podía evadir el fuego que me consumía y que fue devorándolo todo a su paso.

-¡Despierta! ¡Despierta!- oí a mamá llamarme desde muy lejos hasta que poco a poco me di cuenta que fue una horrible pesadilla.

Me abracé a ella desesperada contando todo lo pasado en el sueño, mi mamá se quedó rígida, me miró a los ojos y fue en ese momento cuando me enteré de que mi papá había muerto de manera similar y sin rastro de esos seres.

En el tras curso de los años aprendí a ignorarlos, a construir un muro en mi mente para evadirlos sin que se dieran cuenta que yo los veía y notaba, fui aprendiendo sobre ellos y a diferenciarlos por sus auras y forma de vestir.

Papá me dejó un libro lleno de notas e ilustraciones, donde explicaba cada una de las clases de hadas, como ignorarlas y combatirlas, junto a unas frases incomprensibles, “oraciones de protección de identidad” leí en el encabezado de las frases.

Mamá me fue orientando cuando yo no entendía, papa la enseñó para llegado el momento me ayudara a formular y realizar ciertas clases de hechizos uno de los cuales y muy importante para mi supervivencia, era ocultar mi aura verdadera por otra, de esta manera podía pasar desapercibida entre ellos.

Mi infancia fue solitaria y triste añoraba demasiado a papá, prácticamente no tenía amigos por el cambio de ciudad en ciudad, poco a poco fui dominando el hechizo para ocultarme de ellos, de eso dependía nuestra permanencia en un mismo lugar por un tiempo.

Así fue como me di cuenta que mi padre formaba parte de ese mundo, a que clase pertenecía y que poderes poseía, reconociendo algunos de ellos en mi. Había algo en sus notas que no me cuadraba, papá poseía rasgos y poderes de hadas de alto rango ¿por qué dejó todo?, esa pregunta no se me iba de la mente.

Aprendí a luchar y a valerme por mí misma, a observarlos desde la distancia sin ser descubierta. También descubrí que había mas personas como yo, escondida en algún lugar de este mundo incierto y peligroso para nosotros “los híbridos de la especie”
No estaba sola los encontraría- me dije.

4 Responses so far.

  1. nair says:

    muy bueno tu relato ,espero el proximo cap gracias !!!

  2. mail says:

    FELKICITACIONES...!!!!! ME GUSTO MUCHO Y ESPERO PODER SEGUIR LEYENDO LOS PROXIMOS CAPITULOS...!!!

  3. lillibet says:

    excelente el cap me gusto muchísimo espero el próximo me has dejado hipnotizada con el...gracias =)

  4. Omoooo ~* u *~ Me ha gustado mucho‼ hahaha los cazadores de almas son asiaticos???? Kyaaaa Son Oppas???Gracias por compartir esta historia.^^

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