LAS  ALAS  DE  URIEL


Dedicada a ti, con mi eterno respeto y cariño.
Gracias por encontrarme…



CAPÍTULO PRIMERO



14 de Febrero




Una enorme tormenta inunda el cielo entero, sus relámpagos iluminan la noche de Seúl creando mil figuras fantasmales que según los ojos que observen, pueden ser terroríficas o de la más absoluta belleza. Apenas ha comenzado el día, pero aún tiñe de negro. El mar está inquieto y agitado, parece prever la extraña batalla que se está desarrollando en los cielos. Hace frío, aunque la primavera que se avecina, va abriéndose camino poco a poco y el invierno que lo cubre todo de blanco, empieza a perder fuerza. Un potente sonido irrumpe acallando la fiereza del viento y un relámpago va a morir en el mar muy cerca de la orilla. Instantes después, una figura cubierta de blanco sale del agua. Solo la arena empapada de lluvia es testigo de ello.


La tormenta de la noche ha dejado paso a un tibio día de Febrero. Un anciano al que es imposible precisar la edad, teje con manos diestras las redes de su pequeña barca. Para su sabiduría, ni aún después de una noche entera de lluvia puede ser ocioso. Sus ojos solo se despegan de su labor para contemplar la figura que se acerca. No la ve bien, su cansada vista ya no es lo que era, pero intuye que es hermosa. La observa acercarse despacio, como quien disfruta de un paseo. Cuando está a su altura la mira detenidamente. La mujer, muy joven, no parece coreana. Su piel es muy blanca “de porcelana” piensa el anciano. De pelo muy negro, se diría que tiene reflejos azules oscuros, largo, tanto, que le llega hasta la cadera, lo lleva suelto y el viento juega con él a su antojo. Sus ojos son grandes, de un extraño color entre gris claro y el azul del cielo, parecen transparentes, como las aguas de las playas del Caribe, los adornan unas largas pestañas tan negras como su pelo. Labios carnosos, rosados, muy marcados, sensuales. No hay imperfección de ningún tipo en su rostro “Preciosa” vuelve a pensar el pescador. Es alta, delgada, su figura escultural se intuye perfectamente bajo la blanca ropa mojada. Va descalza. La joven se detiene unos segundos y lo contempla tejer las redes de pesca. No dice nada, pero el hombre amable, la saluda en coreano y hace una inclinación con la cabeza. Ella responde pasados unos segundos en el mismo idioma y se inclina aún mas mostrando respeto. Su voz es dulce como corresponde a su hermoso rostro. El anciano sonríe y ella continúa su camino alejándose de la orilla del mar.

Lleva varias horas caminando, pero no está cansada, jamás se cansa. Todo parece llamar su atención y observa hasta las más pequeñas cosas con detenimiento: Los coches, el cambio de color de los semáforos, la diversidad de tiendas todas adornadas de cientos de corazones color rojo intenso, como corresponde al día en que estamos…es el día de los enamorados; la gente que viene y va con prisa, las parejas que ríen sin motivo aparente mientras se miran a los ojos, las entradas del metro, los perros que sus amos pasean, los árboles que adornan las plazas, las estrechas callejuelas que no parecen tener fin, las plantas que decoran algunas ventanas y terrazas, incluso se detiene a mirar como un transeúnte tira un papel en una de las innumerables papeleras dispersas por el centro de Seúl.
La ciudad es muy ruidosa, pero ella no parece percatarse de ello. A veces se siente observada, pero no la molesta, en realidad, es ella la que siente más curiosidad por todo lo que ve. No tiene un rumbo fijo, solo disfruta de un entretenido paseo que la ayuda a descubrir el entorno que la rodea. Sus pasos la llevan sin proponérselo, a una pequeña plaza donde una gran variedad de gente está distribuida en grupos; unos cantan y otros al ritmo de la música, bailan movimientos imposibles mientras son contemplados por los transeúntes que se detienen para observar. En un extremo de la plaza hay un anciano tocando una guitarra, a su lado, una mujer más o menos de su misma edad intenta cantar siguiendo el ritmo que le marca la música, una antigua canción coreana. No tienen público que aprecie su pequeño concierto, pero ella se detiene y se sienta en el suelo junto a ellos. Durante unos segundos observa a la pareja y no puede evitar sonreír. Hay complicidad en las miradas de la pareja, se conocen íntimamente, su amor a perdurado a lo largo de los años y ella, lo intuye. Mira a la mujer y está inclina la cabeza sin dejar de cantar. Responde a su saludo de igual manera y comienza de improviso a entonar la misma melodía. Su voz, dulce y sensual va ganando terreno poco a poco al resto de involuntarios artistas y la gente comienza a agolparse. Cada vez hay más público alrededor del trío. Cuando los transeúntes se vuelven y detienen para escucharla, no solo aprecian la belleza de su voz, sino lo hermosa que es la joven que canta.

La pequeña plaza está bordeada por una gran avenida donde no cesan de pasar toda clase de vehículos. El sonido de los motores no deja oír la melodía que inunda la plaza. Un hombre mayor que se encuentra entre el público, extrae un pequeño teléfono móvil de su americana y hace una llamada que apenas dura unos segundos. Pasado un corto espacio de tiempo, un coche negro se detiene en los alrededores y un hombre de unos 35 años se apea y se dirige con paso rápido hacia el grupo de improvisado público. Conforme se acerca a su destino, la voz dulce, sensual, que embriaga y fascina al escucharla lo envuelve y aprieta el paso para ir más de prisa. El hombre mayor que hizo la llamada sale a su encuentro y lo guía sin necesidad hasta situarlo frente a la joven que canta. Durante todo el tiempo que dura el improvisado concierto no deja de observarla, no solo por su hermosa voz, sino por la belleza casi etérea que parece envolverla.
El anciano que toca la guitarra se detiene y con él la voz de la joven. La gente aplaude, comienzan lentamente a dejar algunas monedas a los pies del hombre y reanudan de nuevo su marcha. Ella se levanta del suelo donde continuaba sentada y se despide de la pareja de ancianos con una inclinación que estos le devuelven sonriendo mientras se alejan despacio agarrados de la mano. Eleva la vista hacia el cielo y murmura unas palabras en voz baja. Solo ella las entiende. El hombre que sigue observándola, se acerca a ella y se presenta mientras le ofrece una tarjeta de visita donde se puede leer “Seung Woo Hong” Intercambian unas pocas palabras, mejor dicho, solo habla él, ella lo observa y asiente con la cabeza. Se deja guiar hasta el coche, donde sube y el vehículo se pone en marcha perdiéndose entre el tráfico de la ciudad.

Seung Woo Hong tiene el pelo negro, corto, siempre parece que no se ha peinado, pero en realidad, es su forma de hacerlo, de ojos grandes, marrones, labios carnosos y una preciosa sonrisa que no deja ver muy a menudo. No es un hombre excesivamente guapo, pero si atractivo e interesante para las mujeres. Alto, mide 1,85 cm, musculoso pero sin exceso. Le gusta hacer ejercicio todos los días al levantarse y correr varios kilómetros. No se ha casado y a estas alturas de su vida duda que pueda hacerlo, a no ser que conozca a alguien en una cita concertada y que se amolde a sus circunstancias. La verdad es que no le seduce la idea, siempre ha creído en el amor aunque no lo ha encontrado. Su padre siempre le reprocha su soltería ya que es hijo único, él simplemente cree que no ha coincidido con su alma gemela. Es un hombre inteligente y habla varios idiomas. Trabaja desde hace años para una gran compañía discográfica de Corea y a pesar de que le gusta su trabajo y está bien considerado, no se siente satisfecho consigo mismo. No carece de nada material, está bien pagado, vive en un lujoso apartamento del centro, pero siempre tiene la sensación de que le falta algo o alguien. Una sensación de vacío que no deja que nadie conozca.
La llamada de su padre lo ha sorprendido en medio de una reunión, pero no ha dudado en abandonarla. Su padre no lo llamaría sino fuera para algo importante. Respeta su trabajo.
La joven que acaba de conocer parece tenerlo todo: voz y belleza, dos requisitos imprescindibles para el mundillo en el que él trabaja. Cuando llegan al edificio de la MG international company acompaña a la muchacha hasta una sala de visitas vacía, le ofrece asiento y se marcha dejándola sola. Se dirige al despacho de su jefe.
Sae Hyun Chul es un hombre enérgico, acostumbrado a hacer su voluntad, a ordenar y que le obedezcan al instante. Tiene alrededor de 60 años, canoso, elegante y se nota que fue un hombre muy atractivo en su juventud, aún conserva parte de su encanto. Es el dueño de MG International Company, está separado y tiene dos hijos varones. El mayor trabaja con él en la compañía y el pequeño estudia arquitectura en Europa.

- ¿Cómo se llama? Porque digo yo que tendrá nombre, ¿De dónde es? Porque está claro por la descripción que no es coreana, por lo menos no lo parece, a pesar de que digas que no tiene ningún tipo de acento ¿Qué sabes de ella? ¿Tiene familia?

Sae Hyun pregunta curioso y un poco irritado mientras pasea nervioso de un lado a otro por su enorme despacho. Su traje es caro, elegante; todo en su atuendo y actitud lo identifica como lo que es, el dueño absoluto de un gran imperio comercial.

- No sé nada de ella, ni siquiera su nombre. No me lo ha dicho aunque se lo he preguntado varias veces. La encontré sentada en el suelo, descalza, cantando en una pequeña plaza del centro y porque me llamo mi padre.
- Pues habrá que investigar de donde ha salido. Empieza a moverte y ponte a ello. Mientras tanto, veremos si nos sirve y si es así le haremos un contrato. Ahora que lo pienso…¿Es mayor de edad? No quiero tener luego que llegar a los tribunales porque sea menor y alguien nos reclame sus derechos.

- Parece muy joven, pero no creo que sea menor.

- Asegúrate de ello. De momento, quiero que le hagáis una prueba de voz. Avísame cuando esté lista.

La conversación se da por terminada y Seung Woo abandona el despacho no sin antes hacer una inclinación con la cabeza.



Hay mucha expectación a su alrededor y ella es consciente de ello. Todos parecen observarla y estudiarla al mismo tiempo. Seung Woo no la abandona ni un segundo, siempre parece pendiente de cualquier gesto. La ven a través de un gran cristal. Está sola en ese momento en una pequeña habitación. Al otro lado del vidrio, hay varias personas, entre ellas, Seung Woo, Sae Hyun Chul y una mujer joven. Parecen impacientes por escuchar su voz. Oye que alguien le dice que cante lo que quiera. No mira a nadie en concreto y comienza a cantar la misma canción que cantó con la anciana en la plaza. Lentamente, todos los ojos que la observan la miran ahora con más curiosidad, sorpresa y admiración. Su voz inunda la estancia, parece hipnotizar a todo aquel que la escucha.

- Creo que hemos encontrado una estrella, hermosa y con una preciosa voz. Averiguar todo de ella y manos a la obra. Instalarla en una de nuestras casas, una que no esté muy lejos del estudio y empezar a prepararla. Es muy hermosa, así que no necesitará ningún retoque. Enigmático y extraño el color de sus ojos, poco habitual. Hay algo misterioso en ella y lo transmite, jugaremos con eso también. Tú te encargarás de ella, dice mirando a Seung Woo.

Todos asienten con la cabeza y Sae Hyun Chul observa a la joven una vez más antes de abandonar la sala. Su sonrisa no deja lugar a dudas, está satisfecho con el descubrimiento de su ayudante.



Seung Woo acompaña a la joven hasta una casa situada no muy lejos del gran edificio de la MG international Company. No van solos, Summi Jung, la mujer que ha estado en la prueba de sonido los acompaña.
Ella se deja guiar sin imponer ningún tipo de resistencia y escucha lo que le dicen aunque no responde con palabras, solo asiente de vez en cuando con un delicado movimiento de cabeza.
La hermosa casa de arquitectura moderna y dinámica tiene un pequeño jardín. Varios cerezos ahora desprovistos de hojas adornan la entrada. En un rincón hay un viejo sauce llorón y debajo de sus ramas dos bancos y una mesa de madera. Las plantas dormidas por la estación, ofrecen sus ramas desnudas esperando el comienzo de la primavera que no tardará en llegar. El aroma a tierra mojada lo impregna todo, la lluvia de la noche anterior sigue dejando su marca. Un elevado muro de piedra intenta proteger la vivienda de miradas indiscretas.
Summi Jung le enseña cada rincón de la casa y la acompaña sin dejar de observarla a la que va a ser desde hoy su habitación. La estancia es amplia y acorde con la vivienda. El suelo es negro, una gran alfombra blanca de pelo largo acoge sus pies desnudos, acariciándolos. Las paredes de color blanco están desprovistas de cuadros o adornos de cualquier tipo. No hay muchos muebles, y los que hay, son de color negro y líneas rectas. Una gran cama se eleva varios centímetros sobre el suelo, la ropa que la cubre, acorde con los colores de la habitación es blanca y negra, varios cojines en tonos morados intentan poner una nota alegre. Una gran estantería, ahora casi vacía, que contiene algunos libros en diferentes idiomas ocupa otro espacio en una de las paredes; frente a ella, una mesa amplia no alberga nada, a excepción de un pc portátil y una lámpara de diseño original. Al otro lado de la habitación hay dos puertas, una da a un amplio baño al que no le falta detalle y la otra, a un vestidor que en estos momentos está desprovisto de cualquier cosa a excepción de unas cuantas perchas de madera. Ella observa la habitación durante unos segundos y se acerca al gran ventanal que da al jardín. Sonríe contemplando el exterior. Parece ausente. Summi Jung la deja sola y vuelve junto a su jefe.
Summi Jung es una mujer de unos 30 años, sociable y muy servicial, siempre dispuesta a atender cualquier necesidad de su jefe al que admira y del que en el fondo se siente atraída, aunque ha sabido hasta ahora guardar para ella esos sentimientos. Durante los cinco años que lleva trabajando para la gran compañía ha estado junto a él. Poco a poco ha ido descubriendo sus pequeñas manías y su forma de hacer las cosas. Forman un buen equipo. Es morena, de pelo corto, grandes ojos castaños, labios carnosos y sensuales, delgada, alta y con una excelente figura que ella adorna con una exquisita forma de vestir, moderna, pero siempre elegante.
Seung Woo se ha quedado en el jardín haciendo varias llamadas por teléfono.

- En una hora, más o menos, vendrán a traer ropa y accesorios para ella. Escoge lo que te parezca adecuado y que le guste. Mira que le falta a la casa y haz una lista, llama al sitio habitual y que lo traigan. He llamado a la compañía y vendrá todos los días un servicio de limpieza dos horas. Ayúdala en todo e intenta que se sienta cómoda. Durante un tiempo tendrás que vivir aquí con ella. ¿te supone algún problema?

Summi Jung lo mira a los ojos.

- No. Sabes que vivo sola, me da igual quedarme aquí, además esta chica es algo enigmática y extraña, aún no me ha dicho ni una sola palabra. Creo que le ha gustado la casa y su habitación, pero no ha abierto la boca.

- Ni a ti ni a nadie, no te sientas molesta por ello. Creo simplemente que está un poco asustada. Otra cosa, haz que traigan algunas plantas para el interior de la casa y que pongan algunos jarrones con flores. Esta casa necesita algo de color y sobre todo…vida.

Seung Woo mira a su ayudante con semblante serio durante unos segundos.

- Siento pedirte esto, pero no puedo en estos momentos confiar en nadie más. Además, necesitamos descubrir cosas de ella. Creo que tú eres la persona idónea para ganarte su confianza mientras averiguamos de donde viene y quien es realmente esta chica.

- No te preocupes, me encargaré de todo. Le dice sonriendo.

- Gracias. Te llamaré más tarde. Deberíamos empezar cuanto antes a prepararla. Vamos a darle un par de días para que se habitúe a su nuevo entorno, así te dará tiempo a ti a trasladarte y a terminar de preparar esta casa. Tenemos que averiguar cuanto antes que sabe hacer, si toca algún instrumento musical, si habla algún idioma más…esas cosas. Si tienes cualquier contratiempo ya sabes donde localizarme.

Seung Woo se marcha a toda prisa, casi sin despedirse.




Summi Jung recibe a primera hora de la mañana una llamada de teléfono de su jefe. Les envía un coche de la compañía para recogerlas y deben estar en las oficinas de la MG International company en un par de horas.
En los tres últimos días, las dos mujeres han estado solas en la vivienda, su soledad solo se ha visto interrumpida por las dos empleadas de limpieza que vienen dos horas todos los días, el decorador que terminó de habilitar la casa y el estilista que desde ese momento se va a encargar de darle su sello personal a la nueva adquisición de la compañía. Aunque pueda parecer asombroso o extraño, solo ella ha hablado durante ese tiempo, la joven que se ha convertido en su inesperada compañera de vivienda no ha dicho ni media palabra, solo asiente de vez en cuando a sus preguntas con la cabeza, y otras veces, ni siquiera eso. A pesar de todo, Summi ha comprobado que la muchacha es muy agradable, dulce, cariñosa, atenta y algo que la sorprende a cada instante…muy, muy inteligente. Sabe varios idiomas, ya que en ese tiempo la ha visto leer algunos libros de la estantería de su habitación. Ella ha intentando que le hable de ellos, preguntándole, y aunque no le ha respondido con palabras, si ha contestado sí o no con movimientos de cabeza a algunas de sus preguntas. A la hora de preparar los alimentos para las distintas comidas que han compartido, la ha ayudado como si supiera muy bien lo que está haciendo y entendiera de comida coreana, sin necesidad de que ella le pidiera ayuda para hacerlo. Otra cosa que llamó su atención fue a la hora de escoger su vestuario, zapatos, complementos; Summi intento asesorarla con ayuda del estilista, pero ella escogió cada prenda con sumo cuidado demostrando que tiene un excelente gusto y también muy personal.
Después de estos días de convivencia, hay algo que Summi tiene muy claro, la muchacha no es una joven cualquiera. De todo ello, ha dado cumplida cuenta a su jefe a diario.


Seung Woo está reunido con su jefe en el despacho de este. Aunque no es habitual en estas pequeñas reuniones, él habla y su jefe escucha atento a todas sus explicaciones. Sae Hyun Chul parece más irritado que de costumbre, aunque no interrumpe a su ayudante hasta que termina de contarle todas las curiosidades que Summi ha observado de la joven en los últimos días. El hecho de que sigan sin saber absolutamente nada de ella no le gusta. A pesar del dinero gastado en investigaciones, nadie sabe de dónde viene, que hacía sola y en sus circunstancias en el centro de Seúl y mucho menos, saben quién es. No consta en ningún registro y tampoco que haya entrado de manera ilegal en el país. En pocas palabras, están casi como al principio. Todos estos contratiempos se pueden solventar con dinero y no es difícil crear una identidad cuando uno tiene los medios para hacerlo, y a la MGIC le sobran las dos cosas. Solo hay algo que parece calmar su mal humor, la chica es muy inteligente, dócil y será fácil trabajar con ella.

- ¿Crees que podremos empezar con ella hoy mismo?
- No creo que surja nada imprevisto.
- Por lo que dices, sigue sin soltar palabra, aunque está claro que habla varios idiomas.
- Si.
- ¿Cuáles?
- No lo sé exactamente. Summi dice que la ha visto leer en inglés, francés, español y japonés.
- Eso no nos aclara mucho, solo nos demuestra que ha estudiado. Deberíamos saber si domina algún idioma más y si sabe algo de música. El que sepa cantar y tenga una hermosa voz no es garantía de que pueda leer una partitura.
- Lo sé.
- ¿Cuándo viene?
- No creo que tarden mucho en llegar.

Seung Woo se mira el reloj de la muñeca y comprueba la hora.

- Hace una media hora que han salido.
- Quiero verla en cuanto llegue.
- No se preocupe, le he dicho a Summi que venga directamente aquí.

La puerta del despacho se abre interrumpiendo la conversación y un hombre joven entra, saluda con una inclinación de cabeza y toma asiento despreocupadamente junto a Seung Woo.

- Pensé que llegabas mañana de Tokio. ¿Qué tal todo?
- He llegado hace un par de horas, aún no he tenido tiempo de llegar a mi casa, solo he pasado por mi despacho. Perfecto. Ningún contratiempo. Todo ha salido según lo dispuesto. En Marzo saldrá el nuevo CD. La cobertura ya está garantizada y hay varios programas y anuncios para la TV que ya he firmado.
- Bien, una preocupación menos.
- ¿Qué ocurre?
- Tenemos nuevo “descubrimiento” enigmática y muy extraña.
- ¿Una chica?
- Si. Está a punto de llegar, así que si no te vas podrás conocerla.
- Estoy cansado. La conoceré otro día.

Kim Hyun Chul se levanta, se despide de su padre y de Seung Woo antes de salir del despacho. No ha parado desde hace una semana, su agenda ha sido agotadora. Solo le apetece desconectar de todo durante unas horas, marcharse a su casa, darse una ducha y dormir a pierna suelta. Es un hombre de 30 años, alto, mide 1,88 cm. musculoso, entre otras cosas, porque práctica varios deportes. De pelo negro y abundante que siempre lleva impecablemente peinado, sin un pelo fuera de su sitio. Ojos grandes de color avellana, largas pestañas, tiene una mirada que “engancha” cuando mira directamente a los ojos de una mujer, la inmensa mayoría se siente cohibida y rehúye su mirada. Labios grandes y bien definidos, sensuales. Tiene un gesto que hace de manera inconsciente cuando algo lo perturba o está nervioso, morderse el labio inferior. Nunca hay sombras de bello en su rostro, se diría que no le sale. Manos cuidadas, como corresponde a un hombre que se pasa la vida estrechándolas. Es un hombre guapo, atractivo, elegante y sexy sin proponérselo. No hace falta ser un lince para saber que media compañía suspira por una de sus miradas, pero él nunca presta atención a nada que no sea su trabajo. Impecablemente vestido, siempre va de traje y corbata. No mantiene ningún tipo de relación con nadie fuera o dentro de la compañía, a no ser la estrictamente profesional. Le encanta el esquí y los deportes acuáticos, nada varias veces a la semana. Tiene un barco velero que compró hace un par de años pero que no ha podido disfrutar por falta de tiempo. Está destinado a ocupar en el futuro el sitio de su padre en la compañía, lo sabe y hace tiempo que lo aceptó. Se ha pasado los últimos años preparándose para ello. Le gusta su trabajo, se diría que ha nacido para él, aunque a veces desearía tener algo más de tiempo libre. Tiene fama de frío y duro en los negocios, no solo en Corea, sino en parte de Asía. Es muy inteligente, habla varios idiomas y aunque es siempre correcto y educado con todo el mundo, mantiene las distancias. Jamás sonríe y a pesar de su edad, no busca amor, entre otras cosas, porque no cree en él. Esta seguro que en el futuro tendrá que buscar esposa, su padre no le perdonaría que se quedara soltero, pero no le supone un problema buscarla a “la carta” hay muchas familias coreanas que estarían encantadas de que una de sus hijas entrara a formar parte de su vida, y lo sabe. De momento, no tiene prisa.
Antes de abandonar el edificio se dirige a su despacho, tiene que recoger su pc portátil y la pequeña maleta que ha llevado a Tokio. Su despacho es amplio y muy parecido al de su padre, tanto en dimensiones como en decoración, a excepción de unas fotos del velero que aún no ha estrenado y que presiden en forma de cuadros una de las paredes. Además, en un rincón hay un piano de cola en color negro, recuerdo de sus años juveniles y que le regaló su madre, a la que no ha vuelto a ver desde la separación. Un día sin saber muy bien por qué decidió llevarlo hasta allí. A pesar de lo que pudiera parecer, nunca ha vuelto a tocar el piano, mucho menos el de su despacho.

Summi Jung y la joven han llegado a la compañía, aunque sabe que Seung Woo quiere verlas a ambas en seguida en el despacho del jefe, quiere pasar antes por el suyo. Entra y comienza a buscar unos papeles del archivador, su nueva compañera de vivienda no entra tras ella, la espera en la puerta. Cuando por fin encuentra la carpeta, se da media vuelta y comprueba sorprendida que la extraña muchacha ha desaparecido. La busca por el pasillo y los despachos colindantes. No la localiza, se diría que se la ha tragado la tierra.



Camina despacio por el largo pasillo lleno de puertas cerradas y silencio. Al llegar al final encuentra una puerta abierta, grandes ventanales dejan pasar la luz gris de un día que no ha terminado de cuajar. Algo llama su atención y entra. En un rincón, casi olvidado aunque limpio de polvo, hay un piano negro, varias partituras lo presiden. Las ojea un instante y coloca una delante de las demás. “Love of my life, piano y voz”. Antes de sentarse en la pequeña banqueta observa los cuadros que cuelgan de la pared, un hermoso velero con las velas desplegadas al viento emana libertad. Sonríe durante unos segundos contemplando las fotos. Se sienta al piano, comienza a tocar y cantar siguiendo la partitura que tiene delante. Su dulce y sensual voz parece inundar todo a su alrededor y extenderse por cada rincón, cubriendo el ambiente con un intenso sentimiento de tristeza.
Kim Hyun Chul se dirige a recoger su maleta cuando oye una hermosa voz que parece envolverlo por completo. Comprueba sorprendido que el sonido proviene de su despacho y entra dejando de nuevo la puerta abierta.
Las puertas del resto de despachos se van abriendo simultáneamente, los empleados se asoman y salen al pasillo buscando de donde proviene el sonido del piano y la voz que lo acompaña. La joven continúa cantando hasta acabar la pieza. Kim Hyun la observa en silencio: la destreza de sus delicadas manos sobre las teclas, la armonía y sensualidad de una voz que embriaga calando hasta lo más profundo de quien la escucha, su pelo negro, suelto, que parece desprender destellos azulados al reflejo del día gris, sus hermosos y enigmáticos ojos que lo contemplan solo a él mientras canta, sus sensuales labios. Todo en ella parece irreal, envuelve y atrapa. Cuando la música cesa, la joven se pone en pie y avanza despacio hasta donde él se encuentra. Kim Hyun Chul la mira durante unos segundos a los ojos, ella no aparta la vista, es él quién se ve obligado a apartarla. Inclina la cabeza y se presenta.

- Mi nombre es Kim Hyun Chul ¿Y el suyo?

La joven parece perderse durante un instante en su mirada, como hace un momento le ha ocurrido a él al contemplarla.

- Uriel.



Fin del primer capítulo.

One Response so far.

  1. lillibet says:

    mika cuando vas a seguir con la historia quiero seguir leyendo me gusto mucho este cap porfis síguela =D

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