[FICS] Estrella Fugaz - Capitulo II

 
CAPÍTULO SEGUNDO
"OCULTO EN EL PC"

Cada doce de junio, desde aquel fatídico accidente aéreo que nos arrebató a nuestros padres para siempre, Luna y yo visitamos su tumba, depositamos unas flores, lirios, las flores preferidas de mi madre, comemos en un pequeño restaurante del centro “La Marina” el preferido de mi padre, y sin planear nada más, dejamos transcurrir el día deambulando por la ciudad, recorriendo rincones que en alguna ocasión han significado y significan algo para nosotras, no por lo bonito o interesante del lugar, sino porque en ellos hemos estado con nuestros padres. Desde hace ya tiempo, recordamos esos instantes de felicidad que compartimos con ellos, mientras las dos nos hacemos mutua compañía. Ninguna nombra lo que ese día conmemoramos, simplemente, intentamos revivir recuerdos felices del pasado, recuerdos que compartimos con nuestros padres y que de alguna manera se habían quedado para siempre grabados en nuestro corazón. Esos días, a veces, sorprendía a Luna absorta en sus propios pensamientos, la veía esbozar una tímida sonrisa…No le preguntaba nada, quería que disfrutara de ese pequeño momento de gratos recuerdos, que los atesorara, como había hecho yo con los míos.

Después de asearme, me vestí de blanco. Saqué el ramo de margaritas amarillas del jarrón que había en mi cuarto, los tallos fueron dejando un reguero de agua a mí paso. Fui a la habitación de mi hermana, estaba abierta y entré, la luz que se colaba por el gran ventanal iluminaba la estancia. Por un momento, mi vista se centró en la foto de mi hermana disfrazada de arlequín rojo que había en una de las paredes, sonreí recordando los carnavales pasados. El ramo de lirios blancos que había comprado la tarde anterior estaba en un jarrón sobre una de las mesillas. A Luna le encanta poner las flores en agua durante unas horas en su habitación, según ella, así las hace más nuestras y mamá se sentirá feliz con el gesto “Hoy todos nos sentiremos felices ¿verdad Luna?”


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A veces, no se puede escribir. Escribir es un reto, siempre. Una debe hacer un ejercicio constante de superación en esos momentos estériles de palabras. Hace unas semanas que me siento así, estéril. Ni siquiera la música que le gusta a Luna “K-pop” y que suena sin parar desde su habitación, logra sacarme de ese estado inútil. No puedo concentrarme, me pongo ansiosa y nerviosa al intentarlo. Después de dos horas, dejo de intentar lo imposible y abandono mi pc.
La habitación de Luna está vacía, pero la música suena a todo volumen. Bajo el sonido pero no lo apago y por primera vez desde hace tiempo, observo detenidamente el escritorio de mi hermana mientras me siento en la silla que hay frente a él: pegatinas que se reparten sin sentido por todas partes, palabras escritas en bolígrafo sobre la madera “¿Cuántas veces te he dicho que eso no se hace?” cuadernos, libros, comics, una lata de coca-cola abierta por la parte superior y que utiliza para dejar lápices, bolígrafos de colores y un sinfín de cosas que no deberían estar allí, un cenicero con una colilla a medio consumir “¿fuma…? ¿Desde cuándo? No lo había notado” dos peluches pequeños de perritos junto al pc. Casi inconscientemente elevo la parte superior del ordenador portátil y lo pongo en marcha, después de un par de segundos el pc me exige una contraseña para continuar “Siempre me sorprendes Luna”
Durante varios minutos escribo diversos nombres sin resultado, no me deja avanzar. Cuando ya casi me doy por vencida, escribo sin pensar mi nombre y el pc me muestra las distintas ventanas que Luna abrió la última vez y que no ha cerrado “Me siento como una intrusa. Perdóname cariño” pero aún así mi curiosidad por lo que hace mi hermana me puede y sigo investigando. Observo varias páginas de youtube con vídeos de grupos de música coreana, escucho alguno durante unos segundos, me resultan conocidos de tanto oírlos a todo volumen y a casi todas horas, otra con lo que parece ser una serie de tv también de Corea “Un drama de esos que tanto le gustan” su Twitter, Tuenti, Facebook, msn…
“Enganchada a las redes sociales hermanita”

Durante un tiempo, leo en twitter mensajes que ha compartido, veo a quién sigue y quién la sigue a ella. Fisgoneo entre sus fotos de fb, algunas ya las había visto e incluso yo estoy en ellas, aunque las etiquetas están cambiadas en algunas fotos entre ella y yo, otras me resultan nuevas y no reconozco ni el lugar ni a las personas, sonrío al leer las cosas que comparte en su muro…”Siempre tal cual eres cielo” Me doy cuenta que hay partes en la vida de mi hermana de las que no formo parte, esa parcela de libertad e intimidad que preservamos a veces, incluso de nuestros seres más queridos. Tiene miles de amigos, conocidos unos, otros, imposible que los haya visto alguna vez porque residen en diferentes partes del mundo que ella no ha visitado nunca “¿Se puede tener una verdadera amistad con alguien que no has visto nunca en persona?... Debería haber hablado más con Luna” Tiene varios mensajes sin contestar, en un principio no quiero leerlos, me parece demasiado la intromisión, pero termino abriendo el primer mensaje privado…

(Hola cariño, cómo estás? Hace días que no sé nada de ti. No te veo ni siquiera conectada en msn. No contestas mis mensajes. Ocurre algo? Te extraño mi amor…사랑해)

El corazón me ha dado un vuelco, sorprendido por lo que acabo de leer. No puedo apartar la vista del mensaje y repaso una y otra vez las palabras escritas “cariño, amor… ¿Y qué demonios son los caracteres del final?” Abro el traductor de google e intento buscar el significado de la palabra. Solo con el idioma coreano encuentro una respuesta lógica…”Te amo”
Mi curiosidad ha ido en aumento y vuelvo a la cadena del mensaje, localizo el primero y empiezo a leer…Casi desde las primeras frases me doy cuenta de la complicidad que existe entre ambos “Jugaban a seducirse. Incluso antes de que él le confesara su amor, se intuía que ambos se buscaban, se amaban… ¿Cuándo empezó esto?” Miro la fecha del primer mensaje…”10 de noviembre”

No puedo dejar de leer, aunque a veces, siento que estoy robando algo y que no estoy haciéndolo bien. Me sorprendo de la pasión que Luna y él ponen en sus palabras, sobre todo de las de él, intentando describir sus sentimientos. Vivo esos momentos con ellos, me estremezco, me siento ladrona de sentimientos. Sin darme cuenta, mis ojos se llenan de lágrimas y empiezo a llorar, en silencio primero, amargamente después “Ahora comprendo tu melancolía, tus frases… Estar con él, cerca de él, sentir lo que él siente, desear ser abrazada…. pero a veces… es imposible”
Unos minutos después, busco la página en Facebook del hombre que le regala amor a mi hermana con cada palabra, desde el otro lado del mundo.


Hae Youl tiene 24 años, es arquitecto y vive en Seúl. Su perfil de Facebook no dice gran cosa sobre él. María es muy observadora, un requisito imprescindible en su profesión. Le basta echar un vistazo a su página, para saber, más o menos, cómo es él. Se define a sí mismo como realista – los sueños terminan donde se impone la realidad – “No te gusta soñar despierto, aunque leyéndote, diría que eres pasional. Mucho. Nadie es pasional sino sueña despierto” Tampoco sus fotos personales muestran gran cosa, pero María intuye lo que no se ve a simple vista. Parece alto, delgado pero musculoso, sin exceso, tiene el pelo castaño oscuro, casi negro, ojos marrones y de mirada triste “Una puede perderse en ellos” largas pestañas, labios carnosos, bien definidos, sensuales. En casi todas sus fotos tiene un gesto serio, como si observara el mundo a distancia “A simple vista, no encaja mucho con Luna, soñadora nata las veinticuatro horas del día. Divertida, risueña, hasta en los momentos menos apropiados” A juzgar por lo que María lee en los aportes que él hace a su muro, Hae es un hombre tímido, reservado, o eso cree. Físicamente, no es un hombre excesivamente guapo “Interesante…quizás. ¿Misterioso?...Si. El amor, a veces, puede ser un espejismo, aunque se viva intensamente durante un tiempo. Quizás creen amarse, pero puede no ser cierto… ¿Se puede amar a distancia? ¿Se ama realmente sin conocerse en persona? Quiero creer que sí. Por Luna, sobre todo por Luna…”

María lleva un rato inspeccionando detenidamente el pc de su hermana pequeña y descubre una carpeta “Hae” la abre y comprueba que Luna ha estado copiando y guardando cada mensaje que ha compartido en msn con el hombre que ama. Cientos de conversaciones que ambos han mantenido en los últimos meses “Muy típico de Luna…y de mi” Archivar cosas, guardar cosas, es una forma de preservar recuerdos, momentos que quizás, con el tiempo, pueden desdibujarse en nuestra memoria. Es una forma de atesorarlos. “Recordar es volver a revivir. Una de las pocas cosas que el ser humano hace con la cabeza pero que siente con el corazón”
Durante varias horas, María lee con curiosidad e interés el contenido de la carpeta, desde el principio, sin prisa. Ni siquiera es consciente del paso del tiempo, ni de que las horas se suceden y que no ha comido ni se ha movido para nada de la silla. Conforme va leyendo, se da cuenta que Luna no ha sido totalmente sincera con Hae, de hecho, le ha mentido en algunas cosas “Quizás lo hizo por falta de seguridad en sí misma” No le ha mentido en lo más importante, solo hace falta leerla para darse cuenta de que lo ama profundamente y con todo el alma, como se ama con la inocencia del primer amor, sin malicia, sin reservas, con timidez a veces, con locura
otras, como si el mundo no importará en absoluto y solo a quien se ama fuera lo único importante en esta vida. Pero lo más ilógico, desde su punto de vista, es que su hermana se ha hecho, hasta cierto punto, pasar por ella. Luna se describe a sí misma como María, con sus rasgos físicos, su profesión; en el resto, Luna ha sido totalmente sincera: edad, carácter, sueños, ilusiones, sentimientos…Todas esas cosas se pueden leer e intuir solo con leerla.

La ventana de msn esta iluminada desde que el pc se puso en marcha. No parpadea, pero avisa de que hay mensajes esperando a ser leídos. María presiona con el ratón y comprueba que su hermana tiene varios mensajes y de varias personas: Una amiga que la saluda desde México y la informa de que va a estudiar a España, una amiga que quiere quedar con ella para ir al cine, otra que le pregunta si se ha enterado del último concierto de JYJ en Japón y le pregunta si ha visto vídeos de ellos en YT y naturalmente, varios mensajes de Hae…los lee, los copia y los guarda.


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Hace ya varias horas que debería estar durmiendo, pero no puede. Últimamente padece de insomnio. Los rayos de sol se cuelan ya por la ventana que está abierta de par en par, hace calor, apenas ha refrescado durante la noche. Se levanta, coge el pc que está sobre la mesa del escritorio, lo enciende, pone la contraseña y busca en la cuenta de YT vídeos de música de JYJ; cada día le gusta más la voz de Xia Junsu, Thoungh I already Know empieza a sonar por toda la habitación, baja el volumen, son casi las siete de la mañana y no quiere despertar a nadie. A los pocos minutos alguien la llama en msn. Se sorprende por la hora y mira quien es…


- Hola amor, cómo estás? Hace días que no hablamos. Te extrañé.

Contempla el mensaje, siente un cosquilleo en el estómago. Durante un par de segundos duda en contestar, finalmente, lo hace, aunque le tiemblan las manos al escribir y se le acelera el corazón.

- Hola oppa…

FIN DEL SEGUNDO CAPÍTULO

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[FICS] Estrella Fugaz - Capitulo I


CAPÍTULO PRIMERO
"HERMANAS"

El cielo amaneció cubierto por un manto de nubes oscuras. Sonó la alarma del despertador, alargué la mano palpando hasta encontrarlo, bajé el botón para que dejase de sonar, levanté la cabeza un poco adormilada para ver la hora que era. Las siete y media de la mañana, había tiempo suficiente para otra cabezadita. Tapándome con la almohada la cabeza, me volví a dormir.

- ¡María, despierta o llegarás tarde!


La voz de mi hermana pequeña resonó por toda la habitación. La ignoré dándome la vuelta enredándome aún más entre las sábanas, noté sus manos frías sobre mí intentando levantarme, sin éxito.


- ¡Ya! Ya me levanto, todavía tengo tiempo para entregar mi nueva novela, no te preocupes - le dije a Luna entre molesta y adormilada.


- Creo que no, te dormiste. Son las ocho y media y tu cita con el editor es dentro de una hora.

- ¿Qué?

Me giré sobre la cama para mirar la hora

- ¡Llegaré tarde si no me doy prisa!

Me levanté de un salto, le di un beso en la mejilla a mi hermana al pasar por su lado cuando iba al baño, agradeciéndole el gesto. Media hora después estaba lista. Hacía mucho el tener el cabello corto en un caso como este. Me miré en el espejo para darme los últimos retoques de maquillaje. Me encantaban mis almendrados ojos azules, hacían resaltar mi cara. Me di brillo en los labios, los tenía pequeños y llenos, sensuales.

Le di un beso al aire a la imagen reflejada en el espejo. Una pequeña sonrisa asomó en mis labios satisfecha de mi apariencia.

- ¡Lista! - dije mirando el impecable traje pantalón de color tostado que me había puesto para la ocasión. Resaltaba mi figura, alta y delgada.


Salí de casa despidiéndome de mi hermana Luna, desayunaba tranquila en la cocina con el televisor encendido, levantó la mano a modo de despedida sin mirarme, concentrada en las noticias de las ocho.


Hoy era un gran día para mí, iba a entregar mi última novela de la saga “Los viajeros del tiempo” que me había hecho famosa entre los lectores de mi país y que en los últimos meses estaba siendo traducía a varios idiomas, con un poco de suerte, también firmaría para que mis libros fuesen llevados a la pantalla grande.


No tenía que llegar tarde a la editorial, no deseaba dar mala impresión a las personas que seguramente harían de mis libros un best-seller. El sueño de todo escritor, ser reconocido por sus obras a nivel internacional. Eran las nueve en punto de la mañana cuando pasaba por la recepción de la editorial


- ¡María, date prisa! acaban de entrar los productores y nuestra jefa a la sala de reuniones, no te demores— me gritó Olivia, la recepcionista.


- Gracias “Oli” – le agradecí.


Apresuré el paso, ya que con los tacones no podía correr, llegué al ascensor justo a tiempo de que cerrara sus puertas. Suspiré esperando no llegar cuando todos estuviesen sentados, me moriría de vergüenza. Me paré en frente de la puerta, cogí un poco de aire, soltándolo después para tranquilizarme. Abrí la puerta despacio pero decidida. Llegaba justo a tiempo, todos se estaban acomodando en los sillones.


Una hora después salí toda contenta y emocionada con un contrato entre mis manos. Iban a llevar mi saga al completo a la pantalla grande.


El teléfono comunicaba. Con esta era la cuarta vez que llamaba a Luna al móvil y no me contestaba.


- ¿Dónde te has metido eh? - pregunté mirando su número en la pantalla del teléfono. Más tarde la volvería a llamar, por el momento, tenía trabajo que hacer en mí despacho.


Mi pasión por escribir apareció tras años de corregir y corregir ensayos de la gente, mi trabajo consistía en aprobar los escritos que eran buenos e interesantes, los que enganchaban al poco de leer unas cuantas páginas. Así surgieron mis ganas de escribir mi primera novela romántica. Fue rechazada, aunque dijeron que no era mala, que estaba muy bien redactada, solo que los personajes no mostraban sentimientos, eran fríos e impersonales.


No me rendí tras aquella derrota y seguí intentándolo hasta el día que fue aceptado mi primer libro. Un libro que después se convertiría en el primero de los tres que formaban la saga de aventuras y fantasía, haciéndome reconocida entre los adolescentes y por los no tan jóvenes. Nunca imaginé que algunos de mis libros serían elegidos para llevarlos al cine, estaba ilusionadísima por ello, y con la única persona que quería compartirlo en este mundo era con mi hermana pequeña Luna, lo único que quedaba de mi familia, a la que cuidé como si fuese hermana e hija a la vez, a pesar de los escasos seis años de diferencia de edad que nos llevábamos.


Me senté en el sillón de mi escritorio, allí tenía una foto de Luna y yo sonriendo a la cámara mientras ella la sostenía, nuestras cabezas estaban muy juntas cuando fue tomada la foto. Miré el rostro de mi hermana, tan lindo, con sus ojos marrón oscuro, casi negros, con largas pestañas, la boquita parecida a la mía y su cabello castaño oscuro ondulado, poseía una melena hermosa. Nadie podría decir a simple vista que éramos familia, tan diferentes la una de la otra. Ella más bajita que yo e incluso algo más llenita, pero eso no le restaba encanto a su persona.


Amaba a Luna, su juventud, su espontaneidad, su inocencia, la pasión que ponía cuando tenía que hacer algo, su amabilidad con las personas. Era una personita apasionada y llena de vida, aunque a veces tuviésemos nuestras peleas. No carecía de genio, la verdad.


Dejé la fotografía en su sitio y la volví a llamar… nada, no me lo cogía “¿Dónde se había metido? Seguro se le olvidó el móvil en casa ¡pero qué despistada! No cambiará nunca” sonreí mientras metía el móvil en el bolso.


El hecho de ser escritora en mis ratos libres no me impedía seguir con mi tarea en la editorial, los nuevos ensayos se amontonaban sobre la mesa. Cogí uno al azar leyendo el enunciado “Hasta la eternidad”.


- Umm buen titulo - dije hojeando un poco por encima.


Empezó a sonar “Somebody To Love” la voz de GD se oía en mi bolso. Lo cogí


- ¡Por fin! ¿Dónde estabas? Te estuve llamando toda la mañana.


- Me dejé el móvil en casa ¿todo fue bien?


- ¡Más que bien! ¡Van a producir los tres libros! ¿Te imaginas?


- Tendré una hermana famosa – dijo riendo - ahora no tendrás la excusa de que no tienes tiempo de conocer a un buen hombre, se presentaran muchas oportunidades ¡Y quiero un cuñadito bien guapo!


- ¡Ay Luna! Siempre estas con esas, hoy en día no hace falta tener un hombre al lado. Además… ¡hay muchos donde escoger y no tengo prisa!


- Ya, pero una se siente protegida, amada, y el saber que no estas sola, que siempre estará esa persona contigo cerca de ti…


Las últimas palabras de Luna fueron tristes y llenas de añoranza.


- ¿Te pasó algo? Te noto un poco deprimida


- No María…solo que cuando conoces a alguien y esa persona te llega muy adentro, solo quieres estar con él, cerca de él, sentir lo que él siente, desear ser abrazada…Pero a veces… es imposible. Esa persona puede estar al otro lado del mundo… - su tristeza se dejaba notar a través del teléfono.


- ¿Y eso? ¿hay algo que no me has contado? - pregunté extrañada por sus tristes palabras. Luna no solía ser así.


La notaba un poco rara desde hacía unos meses, salía menos que antes y estaba siempre pendiente de sus correos, más de una vez la pillé chateando con gente, pero a su edad, es normal. Seguro que estaba pasando por un pequeño bache. “Esta noche tendremos una larga charla” No me gustaba verla así, se me encogía el corazón al oírla hablar con ese tono.


- No te preocupes hermanita, no es nada. Por cierto, esta noche llegaré un poco tarde, he quedado con unos amigos.


- OK, ten cuidado de regreso a casa - la aconsejé.


- Si mami – fue lo último que oí antes de que se cortara la comunicación.


Reconocía que era un poco protectora con ella, pero no lo podía evitar. Analicé las palabras que habíamos intercambiado. A mis treinta años no me había enamorado nunca, no tuve tiempo de hacerlo, mi única prioridad era mi hermana y mi carrera. Recordé las palabras que una vez me dijo mi padre, él era la persona que mejor me había conocido.


- María, es tan grande tu mundo interior, que no necesitas a nadie. Cuando te enamores, más te vale que esa persona te ame con locura y para siempre, porque si no…será tu perdición.


Esas palabras siempre las tenía en mente, puede que fuesen las culpables de no querer enamorarme por miedo a que me hicieran daño.

Ahora sabía que en el transcurso de los años me había perdido algo muy importante de la vida, sobre todo, notaba esos espacios en blanco, ese vacío en los momentos en los que deseaba que la carga que llevaba fuera compartida con alguien más, sentirme amada como mujer y al mismo tiempo, deseaba sentirme protegida cuando la soledad me rodeaba con sus brazos y pensaba que es muy difícil librarse de ella. En esos momentos, me hundía cada vez más y más… Pero bueno, esa época ya pasó, y la tenía a ella “Luna” Era ella la que llenaba con su ternura mis espacios en blanco.

Era hora de regresar a casa, me había entretenido con el nuevo ensayo, prometía, estaba interesante, no pude dejar de leer hasta terminarlo.

Dieron las diez de la noche en el reloj de pared del despacho, cogí mi bolso y salí de allí dirigiéndome al aparcamiento. Empezó a lloviznar, por lo que decidí regresar caminando, dejando allí el coche. Me encanta la lluvia, ya tendría tiempo de recoger el auto al día siguiente.

Era una noche cálida y las pequeñas gotas de agua eran agradecidas, me encanta sentirlas en mi rostro, tan suaves y ligeras, escuchar el sonido que hacen al caer contra el suelo mientras se mezclan con los sonidos de la ciudad. Pasear bajo la lluvia y observar como la gente se refugia bajo las cornisas de las tiendas y portales, preocupados por su peinado o por no arruinar sus prendas al mojarse. Sonreía al verles con caras de fastidio. Sin embargo yo disfrutaba del momento de ser mojada por esas diminutas y húmedas fuentes de vida, sentirlas en mi piel… Cerré los ojos por un momento mientras notaba como mi cuerpo respondía a la caricia del agua. Suspire lentamente en una mezcla de placer y satisfacción.


Me gustan los pequeños detalles, como una flor bañada por el rocío de la mañana, aspirar su fragancia como quien aspira la vida, despacio y profundamente, una puesta de sol en cualquier época del año, ya haga frio o calor, pasear por la arena de la playa sintiendo a las olas acariciar mis pies desnudos, el mar… Adoro el mar, sus colores, su música envolvente, a veces vigorosa, furiosa, otras…suave como una caricia, delicada, esa línea de unión con el cielo, lejos, muy lejos, y al mismo tiempo…mía. Siempre he pensado que el mar encierra un universo paralelo y mágico del que yo he formado parte en otra vida.


Me paré enfrente de una tienda, el escaparate estaba lleno de velas de distintas formas y tamaños, aparte de otras pequeñas piezas de decoración. La tienda estaba abierta, entré. Me había quedado prendada de una rosa de un tamaño considerable, parecía real. Me acerqué a ella, su delicado aroma llegaba hasta mí, su tallado era perfecto al igual que su intenso color granate, no pude menos que comprarla. Nuestra casa está llena de estos pequeños detalles y ya sabía donde pondría esta hermosa flor. Sonreí.


Tres horas más tarde…


La una de la madrugada y todavía no había llegado Luna, algo raro en ella, pues era jueves y entre semana, no se demoraba tanto. Tenía que dejar de ser tan protectora con ella y darle más espacio, ya no era una adolescente, era una mujer, pero se me hacía difícil asimilar que un día alguien me la robaría. Alejé esos pensamientos de mi mente, era ley de vida que fuese así, solo que el hecho de pensarlo, me entristecía.


Paseaba inquita de un lado a otro, era raro que no me hubiese llamado si se hubiese quedado en casa de un amigo. Bueno, le daría un poco más de tiempo antes de llamar a Nacy, su mejor amiga.


Volví a mirar la hora…”Las cuatro ¿Dónde se habrá metido?”


No me di cuenta y poco a poco me quede dormida en el sofá, esperándola…

Desperté sobresaltada al oír que llamaban a la puerta. Miré la hora, eran las siete. El sonido persistente del timbre me hizo reaccionar y me levanté de un salto. Abrí la puerta con cautela, era muy pronto para recibir visitas.

- ¿Familiar de Luna Sellés?- tenía delante de mí a una pareja de policías uniformados y con unas hojas en la mano.


- ¿Sí?


Se me empezó a formar un nudo en la garganta, tenía un mal presentimiento “Seguro que le han robado el coche y por eso no llegó a casa temprano” Sin darme cuenta, empecé a temblar.



El corazón me empezó a latir muy deprisa, esperando a que terminase de hablar el agente. No entendía lo que decía, sentí como una niebla se iba apoderando de mí haciendo que me marease y sintiese nauseas, la visión se volvió borrosa y un pitido empezó a sonar en mis oídos haciéndose cada vez más fuerte. Lo único que pude entender antes de sumergirme en una oscuridad total, fue que Luna había tenido un accidente de coche.


Desperté con dolor de cabeza y la boca seca. Había tenido una traumática pesadilla sobre Luna. Pensé que el hecho de esperarla despierta durante buena parte de la noche era la causa de mi pesadilla. Me levanté de la cama…

“¿Cómo he llegado hasta aquí”

La bruma de mi mente empezó a deshacerse. Todos los acontecimientos pasados volvieron a mí con nitidez “No, no podía ser. Fue todo una pesadilla…Sí, eso era”

Respiré profundamente e Intenté tranquilizarme. Era hora de despertar a Luna…
 



Fin del primer capítulo.

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[FICS] El Secreto de Naiara - Capitulo IX


CAPITULO NOVENO


Me situé en posición frente a la fuente indicando a Rosa que fuese observando a través de sus aguas tranquilas la evolución del encantamiento por si no salía bien

Puse una de las manos en la pequeña figura del hada, con la otra sostenía el libro abierto, cogí aire cerrando los ojos para después soltarlo, lo repetí varias veces para tranquilizarme y dejar la mente en blanco para realizar el encantamiento con éxito

Una vez preparada fijé la vista en las letras que aparecían ante mí, estaban escritas en un dialecto que nunca antes había visto pero por alguna razón no era problema para mí, lo entendía perfectamente aunque un poco sorprendida.

Empecé a recitar las palabras escritas, una hermosa voz salió de mí sin poder reconocerla como propia, eso no me detuvo y seguí leyendo hasta el final.

Miré a Rosa por si había algún cambio en el escudo, ella negó con la cabeza con la mirada preocupada, volví a suspirar y lo intenté de nuevo. Realicé la misma operación con los mismos resultados.

--¿Estas segura que no olvidaste nada?

--Creo que no, vi claramente como lo hacía y es así

--Concéntrate de nuevo e intenta recordar tu sueño

Cerré los ojos liberándome de todo pensamiento, ante mí apareció el recuerdo que buscaba con ahínco ,vi claramente como él tocaba la pequeña hada con la única diferencia que al posar la mano sobre ella el dedo de corazón tapaba los ojos de esta..

--Ya sé en qué me equivoqué, bueno, no estoy segura pero lo probaré.

--! Vamos Nai! la protección esta desapareciendo-- apremió Rosa

Me asomé al agua que contenía la vieja fuente, se veía claramente como las sombras se iban aproximando a las brechas ocasionadas en la cúpula.

--! Deprisa Nai! ! No queda mucho tiempo!

Rosa estaba cada vez más nerviosa al ver que una tenebrosa forma estaba a punto de atravesar la barrera protectora

--! No me ayudas nada !Rosa !cálmate!

--OK- calló de inmediato Rosa ante su petición

Me centré en el hechizo olvidándome de todo lo que me rodeaba, me fue difícil hacerlo pero al fin lo logré, sentí como la piel se me erizaba, al mismo tiempo que un cosquilleo comenzó a surgir en los extremos de los pies, esa sensación fue ascendiendo poco a poco por todo mi cuerpo.

--! Dios mío Naiara!

Rosa vio asombrada como a su amiga se le iluminaba la piel en un tono dorado. De repente dos pequeñas peturberancias salían de su espalda desgarrándole la piel y el fino tejido de la camiseta que llevaba puesta, a cada segundo se volvían más grandes tomando una extraña forma.

Naiara estaba ajena a todo lo que le estaba ocurriendo a su cuerpo, no era ella, sino un bello ser mitológico que supuesta mente solo existían en los cuentos para niños

. Palabras incomprensiblemente bellas salían de su boca, mientras su mano sujetaba correctamente al pequeño ser de piedra, su cabello ondulaba a pesar de no haber viento de forma sobrenatural sobre su rostro.

Rosa estaba fascinada con las nuevas alas de Naiara, se parecían a las de una enorme mariposa de finas y resplandecientes alas de sedas plateadas, bordadas de exquisitas filigranas doradas en el interior de estas.

La emoción embargó a Rosa, ante ella se encontraba una auténtica hada de luz, nadie diría que ella solo era una hobgoblin (mitad hada- mitad humana) se veía hermosa, delicada y con una gran carga a su espalda a pesar de su edad,

Había notado en poco tiempo como aumentaba la magia dentro de ella y con eso también una responsabilidad enorme.

El suelo arenoso dio una pequeña sacudida sacando a Rosa de sus pensamientos, Naiara seguía concentrada en la lectura sin percatase de lo que estaba sucediendo alrededor de ella.

EL aire se enrareció paralizándolo todo, pequeñas motas de polvo quedaron suspendidas en el aire, al igual que las hojas secas que caían de los árboles deteniéndose, flotando en el aire sin llegar al suelo

Podía sentir como la magia se expandía por el aire, reparando poco a poco las fisuras de la cúpula, la más preocupante era la apertura de la zona Sur de la población, su tamaño era considerable.

Rosa observaba a Naiara preocupada, llevaba una hora en la misma posición, el cansancio era visible en su bello rostro, sabía que lo conseguiría la tenacidad de su amiga era asombrosa, no cesaría hasta lograrlo aunque se le fuese la vida en ello y eso era realmente lo que temía.

Pequeñas partículas de polvo dorado se desprendían de las grietas recién reparadas, daba la impresión de una lluvia de diminutas gotas doradas caía por toda la población. La vegetación cobraba vida al ser tocada por ellas, floreciendo a su paso, volviéndose más verdes y lozanas las plantas, las flores florecían con un color más intenso, su aroma delicado se expandía por todos los rincones del lugar.

Rosa estaba boquiabierta ante todo el cambio que se estaba produciendo ante sus ojos, miraba a su alrededor incrédula de lo que estaba viendo, el pequeño jardín escondido cobraba vida por momentos, bajo sus pies la hierba junto a toda la vegetación que ahí se encontraba, se volvía más verde y sana.

El antiguo jardín poco a poco tomaba la apariencia de lo que tiempo atrás debió ser un magnífico lugar lleno de vida y colorido, rosas de distintas formas y aromas, brotaban de las que anteriormente eran inertes y secas ramas, pasando a ser esplendorosos rosales con sus ramas cubiertas de frondosas hojas verdes y afiladas espinas

El ruinoso columpio empezó a transformarse al igual que la vegetación de alrededor, sus maderas frágiles, astilladas y oscurecidas maderas por el tiempo comenzaron a cambiar , volviéndose más resistentes y claras las tablas, sujetas a ambos lados por fuertes, resistentes y renovadas cuerdas.

Rosa volvió su atención a su amiga que estaba tan concentrada, su tez pálida era anormal, su preocupación por ella empezaba a notarse, de repente su amiga cerró los ojos dejándose caer al suelo.

Naiara cayó desplomada quedando totalmente inmóvil sobre el manto verde de hierba recién nacida, Rosa alarmada acudió junto a ella e intentaba que recobrara la conciencia sin éxito alguno.

Finalizado el hechizo, Naiara agotó casi toda la energía de su cuerpo.

Estaba muy pálida, el latir de su corazón era débil casi no se percibía, su cuerpo recobraba poco a poco su forma original, ella seguía sin despertar, Rosa no sabía que hacer, su cuerpo era pesado para llevarla pero aún así intentó cargarla a su espalda logrando que se cayesen las dos, desesperada optó por llamar a su padre, no le importaba si era regañada por estar fuera de casa a estas altas horas de la noche, la vida de su amiga corría peligro eso era lo más importante en estos momentos, debía de llevarla cuanto antes al servicio de urgencias mas próximo.

--Aguanta Nai, pronto vendrá mi padre

Su rostro estaba bañado en lágrimas, buscó el móvil en el bolsillo del pantalón marcando el número de su casa.

***********

Pasaron más de tres horas cuando el médico entró en la sala de espera, allí se encontraban la madre de Naiara acompañada de Lüng, Rosa y su padre, el médico se acercó a la madre de ella, para decirle que su estado era critico, estaba sumida en un coma profundo, casi sin esperanzas de poder salir ilesa de él

--Ella es fuerte, saldrá de esta-- Lüng intentaba animarla

--¿Qué fue lo que le pasó para encontrarse en este estado?-- preguntó su madre desesperada de saber que podía perder a su única hija, lo único que le quedaba de su amado esposo, ella la daba fuerzas para vivir, sin ellos no era nada

Ignoraba lo que había estado haciendo en los últimos meses, por la expresión de Lüng debía de ser algo muy gordo e importante, nadie le decía nada al respecto, sabía que esos seres estaban cerca, de algo valía año tras año de huir de ellos, esa sensación de temor ya le era conocida y al mismo tiempo le aterrorizaba que pudiesen llevarse a su niña.

--No se preocupe, cuando su cuerpo se recupere de ese estado, volverá con nosotros

Lüng estaba seguro de eso, la ayudaría volver si algo saliese mal, normalmente su especie le costaba unos días en recuperar toda la fuerza y energía que necesitase el cuerpo.
Naiara no podía terminar así, tenía mucho camino por recorrer y asuntos que saldar. Se echaba la culpa de lo que le pasó a la niña, se le olvidó decirle la lección más importante de todas, no liberar toda su energía, podía morir por ese echo, no le mostró como canalizar todo ese poder de su propio cuerpo.


******************

Naiara se sentía perdida, desorientada, por más que andaba no veía a nadie, de vez en cuando divisaba pequeños bosques sumidos en una densa y aterradora niebla blanquecina…..

--! Hola! ¿Hay alguien ahí?--Estaba cansada de tanto deambular, bastos paramos desiertos se presentaban ante ella

No recordaba gran cosa de lo sucedido, solo que cuando recitaba el hechizo, un cosquilleo empezó a surgir en la punta de los dedos de los pies, se fue expandiendo por todo el cuerpo, hubo un momento que me sentía arder todo el interior de mi cuerpo, segundos después estaba sumida en la más absoluta oscuridad, me movía sir ver nada, un silencio aterrador me envolvía, estaba completamente sola, desesperada trataba de salir de aquella oscuridad que me rodeaba sin conseguirlo.

El recuerdo de mi madre me daba fuerzas para continuar sin decaer ni un solo instante, tenía que lograrlo por ella, por Eileen, por todos aquellos que habían perecido en las garras de esos horrendos seres mitológicos, tenía que vengarlos, ese era su destino, su deber.

Una voz llegó hasta mí, creí imaginarla pues tantas veces llamé y supliqué sin resultado alguno. Volví a oírla en este preciso momento.

--¡Ven! Sígueme

¿De qué me sonaba esa voz?, empecé a seguirla con el deseo de que me ayudase a salir de allí.

--¡Por aquí!

Esa voz me era muy conocida pero aun así no pude ponerle rostro. Estaba agotada, no sabía cuanto tiempo me llevó seguirlo, los pies me dolían, no podía dar un paso más, mis ojos estaban doloridos por tratar de ver algo en esa inmensa oscuridad.

--¡Sigue adelante, es el final del camino!

Otra vez esa voz, ¡la conocía! Claro que la conocía, ¿como pude ser tan tonta? El miedo y la desolación no me dejaron hacerlo, era su voz, el chico de mis sueños acudió a mi llamada de auxilio otra vez.

Un halo de luz comenzó a filtrarse en medio de la oscuridad, mis ojos se llenaron de lágrimas de felicidad, por fin lo había conseguido, pronto vería a mi madre, mi amada y adorable mamá, quería decirle que estaba bien solo un poco asustada pero ya pasó.

--Gracias, gracias por ayudarme, por no dejarme sola…

Algo suave rozó mi rostro, no pude definir lo que era, su aroma llegó hasta mí, era inconfundible su olor, cerré los ojos por la sensación de ser nuevamente acariciada por él. Todo temor desapareció de mi cuerpo al notarlo junto a mí ¿Cuándo sería el día que lo conociera en persona? Porque él existía realmente, no sabía quien o qué era, tenía muy claro que no era maligno no después de cómo mi cuerpo reaccionaba a su toque.


No sabía cuanto tiempo me llevó salir de allí, para encontrarme en un lugar desolado, silencioso, deprimente, de nuevo me encontraba sola, él me abandonó nada más salir de la oscuridad, no pude verlo, no dejó que lo viese¿ Quien era él realmente? ¿Me lo había imaginado? .

La niebla lo envolvía todo, delante de mí se extendía un camino de tierra con varias intersecciones.
¿Qué era esto?¿ Una nueva fase? Mirando de un lado para otro .Seguí el sendero de mi derecha, parecía hecho por la mano del hombre, llano, sin ningún hierbajo creciendo en él, me llevó por aldeas abandonadas, destruidas, rastros de antiguas batallas tenía ante mí.

Me detuve, quise observar de cerca la pequeña aldea que estaba frente a mí, pasé por un pequeño puente de madera aviejada y mohosa, me asomé por una de sus barandillas, debajo de mí, un arroyo de aguas limpias y claras corrían por su cauce , los pececillos de varios tamaños y formas se veían perfectamente a través de las cristalinas aguas.

Todo se veía tan irreal con toda esa neblina a mi alrededor, tal vez fuese un sueño , como la primera vez que lo vi a él, pero…..algo andaba mal,¿Porqué sentía que esto era real? La realidad de otro tiempo, otra era, otra gente diferente a mí.

La desolación se palpaba solo con respirar el aire de allí,¿Qué habría pasado en aquel lugar? Mi mente creaba imágenes de niños felices jugando con objetos extraños, seguramente algún tipo de juguete creado por sus padres, mujeres hablando entre ellas, lavando, atendiendo a sus maridos…. Sus vestimentas eran diferentes, hechas con algún tipo de corteza y raíces flexibles de algún árbol en especial, no llegaba a comprender como era posible eso.. De todas formas solo eran imaginaciones mías, creo que me estaba volviendo loca con todo este asunto.

Seguí mi camino hasta llegar a la primera vivienda, parecía como si sus habitantes la hubiesen abandonado con mucha prisa, había cosas por todas partes, juguetes, o eso parecían, todos hechos de madera , muebles , vestimentas raídas y estropeadas, una gran capa de polvo lo cubría todo

¿Cuánto tiempo había pasado desde entonces?, salí de allí, la niebla estaba desapareciendo, seguí paseando por los alrededores hasta llegar a una zona totalmente desbastada, todo estaba destruido, señales de antiguas batallas, la desolación, dolor, todo llegó a mí haciendo que me doblase del sufrimiento que esas gentes debieron sentir en aquellos momentos, lo sentía en mis propias carnes

Huesos de extrañas formas y tamaños estaban amontonados por toda esa zona de la aldea ¿Dónde me encontraba?

El temor empezó a cobrar vida dentro de mí, a cada paso que daba iba creciendo más y más, al igual que iba desapareciendo la sensación del dolor que sentía según me iba alejando de ese lúgubre lugar

--! Mama!!Rosa!!Lüng! ¿Donde estáis?
Empecé a llorar desconsolada, por más que lo intentaba el resultado siempre era el mismo, nadie me respondía.

Estaba desesperada,, un pensamiento cruzó por su mente, !no! !No puede ser! Y si… estuviese muerta, ¿ sería así?.

--! No! Imposible, no puede ser !no estoy muerta!,Él era real ¿Papá, donde estas?

--!!Papá, ayúdame por favor!!!-- caí de rodillas al suelo, tapándome el rostro empecé a llorar desconsoladamente, no podía más, estaba tan agotada que mi cuerpo empezó a perder fuerzas cayendo sobre la tierra húmeda.

Algo me rozó el cabello, creí soñarlo pero esa sensación volvió a repetirse, levanté despacio la cabeza, mi rostro estaba húmedo por las lágrimas,

--Mi niña. Aquí estoy, nunca me fui de tú lado, solo que no me veías—su voz aterciopelada y cálida llegó a mí,

--¿Papá? ¡! Papá!!—me abracé a él, era tal y como lo recordaba en mí memoria.

--Te dije que cuando me necesitases allí estaría—consolándola entre sus brazos

--Te eché de menos papá- no podía contener las lágrimas, todo se me vino abajo en un instante, recordando todos estos años escondiéndonos, yendo de un lado para otro.

--Lo sé, princesita mía

--¿Dónde estoy? ¿Qué es todo eso que vi?

--Restos de mi civilización, de la última batalla que determinó lo que algunos de nosotros somos ahora, mi padre ordenó la mantaza de los humanos que vivían entre nosotros, así mismo la prohibición de matarlos por puro placer, solo y cuando fuese necesario, No todos estaban de acuerdo con su decisión, los humanos no eran nada para ellos, simples ratas de laboratorios para experimentos al mismo tiempo servían de ganado. Hubo una contienda a raíz de esto, los que pensaban como yo, nos unimos para impedir esta injusticia hacía los humanos, otros aceptaron el mandato de mi padre. Pero estaban aquellos que opinaban que no eran nada más que alimento para los que ansiaban el poder…. Ya viste el resultado, cientos de vidas se perdieron en esa batalla, al final acataron las normas de mi padre, solo para los iniciados y poco más, no podíamos tener contactos con ellos, dio la orden de eliminar la progenie de mestizos, los que destacaban por heredar algunos dones de sus padres eran secuestrados y adiestrados para dar caza a los fugitivos …

No fue necesario que continuase hablando, entendí lo que iba a decir, mi padre como Lüng fueron desterrados y condenados a muerte por mandato de su propio padre pero…..

--¿Vosotros? Pero si parece haber ocurrido hace siglos, mamá y yo no somos…

--Sé lo que estas pensando mi niña, ocurrió como tú dices, siglos atrás, el tiempo para nuestra especie es efímero, lo que para ti son siglos para nosotros es un suspiro en el tiempo, yo formé parte de esa batalla, en aquel entonces vi injusto como eran tratados, no podía dejarlo así por lo que me uní a los desertores, mi padre denegó de mí como traidor a la corona dándome muerte como a los demás.

Se veía triste mientras me contaba, amaba a quien supuestamente era mi abuelo, empecé a odiarlo en este mismo instante, abracé a mi padre lo más fuerte que pude no quería que se fuese de mi lado nunca más.

Él me separó limpiándome las lágrimas del rostro diciendo que teníamos mucho por hacer, recorrimos juntos las tierras áridas y solitarias contándome como era de pequeño, sus aficiones y hobbis, me enseñó como canalizar mi poder para que no me volviera a suceder otra vez , explicándome realmente donde estaba mi cuerpo recuperándose y donde estaba yo.



FIN DEL CAPITULO.

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[FICS] El Secreto de Naiara - Capitulo VIII


CAPITULO OCTAVO

Mi mente estaba echa un lío no sabía que hacer, estaba llena de dudas, preguntas sin respuestas, el misterio sobre la procedencia de mi padre y el gran cargo que tenía encima, !Era para volverse loca!.

Rosa era mi apoyo, mi lado de la realidad, la que me mantenía cuerda en este mundo, tenía miedo de que por mi culpa algo le pasara, mi alma humana no lo podría soportar una segunda vez. ¿En que me convertiría? ¿en un monstruo sin control?.Solo pensarlo me daban escalofríos, estaba en un punto crucial en mi vida, si aceptarme tal como soy e intentar superar todos los obstáculos dejando atrás todo lo conocido hasta ahora, o convertirme en un ser miedoso huyendo cada dos por tres, poniendo en peligro a mi madre y todo aquel que fuese cercano a mí, ocultando mi verdadera personalidad por miedo de ser rechazada ante la sociedad.

Cogí la foto de mi padre llevándola a mi pecho “si estuvieras aquí, todo sería más fácil para mí papá”.

Las lágrimas caían libremente por mi rostro, evocando la imagen de mi padre me hacía sentir menos sola, sentía que su alma estaba conmigo.

Era injusto para mi madre llevar la vida que llevaba, lo era todo para ella, siempre protegiéndome aún sin saber realmente lo que me depararía el futuro, ella me apoyaría y llegaría hasta el final solo para mantenerme con vida.

Quería recompensarla por todos sus cuidados pero no sabía como, ella era otro punto muy importante en mi vida por no decir el principal.

--!Naiara, la cena está lista!- la voz de mamá se oyó a través de la habitación.

No tenía hambre pero le haría preocuparse si no comía nada. Fui al baño a lavarme la cara eliminando así todo rastro de lágrimas, fingiría estar bien delante de ella actuando con normalidad.

--Te ves cansada-- se acercó a donde estaba sentada dándome un beso en el cabello.
--No te agobies, verás como todo sale bien, por cierto cuando estabas con Lüng llamó un chico con voz agradable-- me guiñó un ojo al decir esto.
-- ¿Es tu novio?- quiso saber
--!Mamá!
--!Estas chicas de ahora..! También fui joven una vez cariño, se lo que se siente en estas edades,¿lo invitarás a comer ? Hum
--!Mamá, déjalo ya!
--Ok, come anda, te estas quedando en los huesos.

Una hora después en mi cama le daba vueltas al asunto sin llegar a una conclusión, el rostro de ese personaje se coló en mis pensamientos sin darme cuenta “Realmente me estoy volviendo loca” coloqué la almohada encima de mi cabeza e intenté coger el sueño.

Una semana después….

Seguía investigando de cómo solucionar lo de la cúpula, esto se me estaba yendo de las manos, solo me faltaba probar el encantamiento del libro ya que en la semana anterior no pude hacerlo por culpa de los exámenes, con tanto estudiar no tenía tiempo para otra cosa.

Paseaba mirando sin ver escaparates perdida en mis pensamientos, un movimiento en uno de ellos captó mi atención, no ví nada anormal pero mi instinto sabía que algo pasaba en la tienda, me decidí a entrar aunque la sensación de peligro aumentaba a cada paso que daba, las nauseas empezaron a aparecer, metí la mano en el bolso apunto de tocar el pequeño amuleto que nos hizo Lüng en una ocasión.

Se trataba de una pequeña piedra color morada con un símbolo céltico en el centro de una de sus caras, Lüng nos explicó que estaba cubierto con varios encantamientos de los cuales uno de ellos se activaba solo con tocarlo en presencia de seres incorpóreos o invisibles al ojo humano, avisando que el peligro andaba cerca.
El amuleto actuaba ocultando nuestra esencia ayudándonos a pasar inadvertidos ante ellos , a Rosa también le hizo uno , sabía cuan importante era para mí esa humana.

“Vennn”

Esa voz no dejaba de sonar en mi mente, envolviéndome en un letargo a cada segundo que pasaba. Mi cuerpo protestaba por las nauseas, !demasiado tarde! No pude reaccionar a tiempo , esa voz me tenía atrapada me decía que entrase en el interior, mi cuerpo no me respondía por más que intentaba negarme a seguir esa orden, sentí como obedecía ante la llamada de la voz, alargué la mano tocando el pomo de la puerta girándolo a la derecha, el miedo corría por mi cuerpo, el pomo siguió girando hasta que escuché el “clic“ de la puerta al abrirse.


Quería gritar, avisar a alguien para ayudarme a salir del trance en el que se encontraba sumido mi cuerpo, pero de mi boca no salió ni una sola palabra , el terror que sentía estaba cobrando vida en mí interior, el corazón latía desenfrenado queriéndose salir de mi pecho, estaba desesperada, aterrada, las lágrimas acudieron a mis ojos sin ser derramadas, intenté girar la cabeza para pedir ayuda, no me respondía, solo podía ver como se iba abriendo poco a poco la puerta de cristal, las piernas me temblaban, se estaba poniendo muy feo ,¿ por qué no toqué el amuleto cuando pude hacerlo? Ahora las lamentaciones no me servían para nada, estaba muy asustada.

Un paso dio lugar a otro, en frente de mí en el interior de la tienda pude ver como una sobra se iba acercando cada vez más a mí, no pude identificar a que ser pertenecía, pero lo que tenía bien claro que era diferente a los que yo conocía, era la primera vez que me enfrentaba con algo así.

Otro paso más, estaba apunto de traspasar el umbral de la tienda cuando algo tiró de mí en sentido contrario, segundos después me encontraba en medio de unos brazos duros y fuertes, rompiendo así la conexión que tenía con ese ser, no me atrevía a mirar a mi salvador, toda yo temblaba apunto de rendirme y dar rienda suelta a las lágrimas.
Me aferré a ese cuerpo como si mi vida dependiese de ello, eso no era obra de unas simples Driades, me enfrentaba con un ser desconocido cuya magia era superior a las suyas .

--!Eyy! Me vas a asfixiar, no pensé que te alegrases tanto de verme-- reconocí la voz al instante, !Alex!
Me compuse como pude, no podía dejarle ver el temor de momentos antes, él no debía saber lo cerca que estaba de ese o esos seres malignos que se hallaban en el interior de la tienda, debíamos irnos cuanto antes de allí.

Toqué el amuleto, no podía correr el riesgo de volver a caer en sus manos fuese lo que fuese.
--!Vámonos de aquí!- dijo Alex mirando por encima de mis hombros, noté como se tensaba por un momento.

Cogió mi mano alejándome de aquello, mi cuerpo volvió a la normalidad pero aún así no me había recuperado del todo, me preguntaba si él sintió o notó algo, su reacción fue muy sospechosa ¿Intuía él lo que soy? O como Rosa ¿podía notar esas presencias?, esperaba que no, no quería mas preocupaciones por el momento de las que ya tenía, de todas formas su aura era la de un humano normal o eso creía no estaba muy segura de ello.

Alex se comportó con naturalidad como si nada hubiese pasado y yo no quise preguntarle, la tarde pasó muy deprisa a su lado y ya era hora de regresar a casa.

Me despedí de él alzándome para besarle la mejilla. él se movió de manera que nuestros labios se encontraron, solo un pequeño roce que se demoró unos segundos, me separé de él un poco avergonzada mirándole.

--Nos vemos-dijo él marchándose sonriendo.

Esa noche volví a soñar con él, mi personaje de ficción, siempre era lo mismo, estaba enfrente de la fuente con la mano derecha sobre la pequeña figura del hada y con la otra sostenía el libro, su voz me cautivaba pero no podía dejarme llevar por eso, sacudí un poco la cabeza para poder centrarme en lo que el decía, me acerqué más a él mirando la pagina del libro y en efecto era la que faltaba en el mío.

Cerré los ojos su aroma llegó hasta mí, olía a plantas silvestres, tomillo, lavanda, menta, una mezcla de todo junto a la vez, al abrirlos me encontré con un par de ojos marrón oscuro mirándome de cerca ¿Cuándo me había acercado tanto? Me sobresalté alejándome un poco de él.

--Date prisa, se te acaba el tiempo -- dijo con voz melódica

Me tenía hipnotizada ¿por qué me afectaba tanto si solo era producto de mi imaginación?.
Se acercó parándose a escasos centímetros de mí, susurró algo que no entendí
--¿Qué?
--Ve ahora..

Me desperté sobresaltada reflexioné sobre el sueño y lo ocurrido por la tarde, esto se estaba poniendo cada vez peor, era la primera vez que me sentía atrapada en una cosa así, un chico imaginario y un ser con una magia poderosa nada de lo que hasta ahora había conocido ¿Cómo se llegó a introducir? Sabía que el escudo estaba fallando pero todavía funcionaba o… eso creía.

Me di cuenta que llevaba por lo menos casi un mes sin comprobar la cúpula ¿sería eso?¿ la brecha se había hecho más grande?.
!Tenía que comprobarlo ahora mismo!
Miré el reloj, pasaban de la una y media , en casa todo estaba silencioso por lo que mamá estaría dormida, me levanté sin hacer ruido, me puse un chándal de algodón azul pálido, metí el libro de encantamientos y hechizos en una pequeña mochila negra colgándola a mi espalda y con las zapatillas de deporte en la mano bajé despacio las escaleras sin hacer ningún ruido.

En la calle me senté en el suelo para ponerme las zapatillas, ya lista emprendí camino al jardín secreto allí podía ver perfectamente lo deteriorada que estaba la cúpula de protección y con un poco de suerte intentaría hacer lo que debí haber hecho días atrás, restaurarla.

Caminaba lo más deprisa que podía, no era normal ver a chicas como yo pasear solas a estas horas de la noche, no quería meterme en problemas por lo que aceleré todavía más el paso.
Mi sexto sentido me decía que no estaba sola, la piel se me puso de gallina y una sensación de frío recorrió todo mi cuerpo, me paré para mirar atrás, no vi nada sospechoso pero esa sensación seguía estando ahí, seguí caminando de vez en cuando volvía la cabeza para mirar atrás no había nadie solo unos pequeños gatos haciendo de las suyas con una bolsa de basura, sonreí se veían de lo más traviesos y lindos.

La luz de las farolas iluminaban las calles desiertas, lamentaba que a estas horas no funcionasen los medios de transportes públicos.
Ya estaba cerca de la Universidad, evité al guardia de seguridad que protegía el área estudiantil.

Hacía una noche cálida, una suave brisa movía los mechones de cabello escapados de la coleta, me senté en el viejo columpio al lado de la fuente, saqué el libro de la mochila haciendo el conjuro revelador.
Una delgada línea de luz se fue extendiendo por encima de mí, me acerqué a la fuente moviendo el agua al mismo tiempo que decía una oración en latín, el agua quedó quieta mostrándome una replica de lo que podía ser el escudo de protección, se veía varias brechas, una lo suficientemente grande para permitir el paso al interior. Esa apertura era nueva, la última vez no era nada más que una fina grieta.

Debía actuar rápidamente la protección estaba desapareciendo muy deprisa, algo rozó mi hombro sobresaltándome, haciendo que me latiera el corazón a mil por hora, giré en posición de ataque tal como me enseñó lüng en caso de peligro.

--!Eyy, espera que soy yo!-- una sorprendida Rosa protegiéndose el rostro ante mi eminente ataque.

--!No podías haberme llamado, eh! Casi me da un ataque por tu culpa-- me llevé las manos al pecho.

--Te vi tan concentrada que lo mismo ni me oías--
--¿Qué haces aquí a estas horas?-- pregunté

--Lo mismo que tú supongo, algo me despertó y de pronto tuve unas tremendas ganas de venir aquí.

Le expliqué el porque me encontraba aquí, también le conté el extraño suceso ocurrido por la tarde, Rosa estaba asustada

--¿Esto es lo que yo creo que es?-- preguntó ante la imagen que mostraba la fuente.
--Si.
--Hay que avisar a mi papá, tiene que hacer algo o estaremos perdidos-- mirando como se aproximaban pequeñas sombras alrededor del escudo.

-- El no puede hacer nada Rosa, es algo que tengo que hacer yo.
--¿Te lo dijo lüng?.
--No, es algo que he descubierto el solo me ayudó a entenderlo, son esos extraños sueños que he estado teniendo, ahí está la clave de todo.

Cogí el libro y lo abrí por la página que supuestamente faltaba, lancé un hechizo revelador sobre él. Al principio no ocurrió nada pensando que había fallado otra vez, segundos después el libro empezó a iluminarse viendo como una inexistente hoja empezaba aparecer de la nada.

--Tú don está creciendo Naiara-- dijo atónita

Estaba tan sorprendida como Rosa, tragué saliva y decidí seguir los pasos de mi chico imaginario.



FIN DEL CAPITULO.

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[FICS] El Secreto de Naiara - Capítulo VII


CAPITULO SEPTIMO

Desperté sobresaltada como si alguien me hubiese llamado, encendí la luz mirando la hora en el despertador de la mesilla “las cuatro” era de noche todavía, estaba desvelada, no podía dormir, me levanté cogiendo el libro de texto aprovecharía para estudiar para el examen.

Oí a mamá llamarme, me tuve que haber quedado dormida en el trascurso de la noche, me vestí y bajé a desayunar con ella.
--Hoy tienes examen ¿verdad?—dijo mamá recogiendo los restos del desayuno de la mesa.
--Si, estuve estudiando anoche, espero aprobarlo—dije sin mucha convicción.
--Ya verás que sí—me besó en la mejilla mientras me ponía la chaqueta.

Llegué a tiempo para coger el bus, estaba repleto de gente, me agarré a la barra de hierro que estaba por encima de mi cabeza para no caerme en caso de que parase bruscamente.
Media hora después estaba enfrente de la cafetería, donde quede el día anterior con las chicas. La primera en llegar fue Bianca, tan linda con su mini falda vaquera y una camiseta suelta bajo su chaqueta.

--Hola Naiara ¿dormiste bien? Te veo un poco cansada- me dijo dándome un beso a modo de saludo.
--Eh, Bianca, si la verdad es que anoche no dormí mucho- contesté.

Seguimos hablando hasta que Rosa apareció saludándonos a las dos, entramos a nuestras respectivas clases.

Transcurrió el día con normalidad y sin contra tiempos llegando la hora de volver a nuestras casas. Lüng me esperaba para nuestras sesiones de aprendizaje, me preparaba para la prueba de admisión que supuestamente tenía que pasar antes de formar parte de mi otra naturaleza mágica.

Una semana después…

No había señales del chico desconocido, en mis sueños dejó de aparecer, cada día me volvía loca pensando en cómo resolver el problema de la cúpula, Rosa me ayudaba pero sin resultado alguno.
Veíamos como la protección iba desapareciendo al cabo de los días, nuestros temores iban creciendo más y más. De vez en cuando notaba que ellos estaban cerca y tenía miedo por las gentes de este pueblo.

Sabía que obraban en grupos y solo se interesaban por aquellos humanos que poseían esencias especiales, jugaban con los humanos como si fuesen marionetas sin voluntad alguna, no podía permitir que eso ocurriese, no cuando la mayoría eran conocidos míos, tenía que protegerlos como fuese.

Esa misma noche volví a sentir que me llamaban despertándome de madrugada, ¿Qué es lo que me estaba pasando? ¿Me estaba volviendo loca de repente?, no quise decírselo a mamá, no quería preocuparla sin necesidad del porqué estaba oyendo voces en mi mente.

A la mañana siguiente después de clases me dirigí al jardín secreto, tenía que observar bien aquel pequeño ser de la deteriorada fuente, lo mismo ahí estaba la pista para poder resolver el problema.

Como siempre no había nadie por los alrededores por lo que pude hacer un hechizo de revelación sin preocuparme de que alguien me viese hacerlo. El hechizo no funcionó o en realidad es que no había nada escondido, de todas formas me acerqué a mirar de más cerca por si acaso se me había pasado algún detalle.

Miré la figura del niño detenidamente, no vi que nada hubiese cambiado, seguí por la pequeña hada con los mismos resultados, me di por vencida.
Me estaba retirando cuando sentí que no estaba sola, miré por todos lados sin ver a nadie, esa sensación no se iba e incluso se hizo más fuerte todavía poniéndome los pelos de punta.

-“Vuelve a mirar”

Oí claramente que me decían, mis sentidos estaban alertas, estaba muerta de miedo ¿es que ellos estaban aquí?¿cómo habían conseguido pasar la barrera? Me estaba volviendo loca, era imposible, ellos no me ayudarían sino todo lo contrarío.

-“vuelve, aquí esta lo que buscas”

Volví a oír esa voz en mi cabeza, esta vez me di cuenta que era la de un hombre y lo más extraño era que me resultaba conocida, pero no sabía identificarla.
Hice caso y me di la vuelta para seguir buscando, lo mismo se me pasó algo importante.
Caminé a su alrededor, el niño estaba como lo vi por primera vez al igual que el pequeño ser que tenía en la mano, deteriorado, el cetro estaba intacto bellamente tallado como lo recordaba la primera vez que lo vi, pero algo no me cuadraba, no me sonaba que estuviese un libro abierto a sus pies, me quedé pensativa por un momento.

¿No sería mucha casualidad?¿ que fuese el mismo libro que tenía el chico de mis sueños y el mismo que el mío?.
Me subí al pequeño escalón que había al pie de la fuente para poder ver si había algo escrito en él.

Mis ojos se abrieron por la sorpresa, delante de mí y tallado en el libro, se encontraba perfectamente visible la página donde estaba escrito el hechizo que estaba leyendo él, la hoja que me faltaba.

Una idea vino a mi mente ¿y si no faltaba ninguna hoja?¿y si estaba encantado como la fuente en la que me encontraba?.

Ese pensamiento no se fue de mi cabeza en todo el día, no quería ilusionar a Rosa con mis ideas ridículas, primero iba a intentar con el nuevo hechizo que Lüng me enseñó, había funcionado perfectamente con la fuente y con un poco de suerte lo probaría con el libro que papá me dejó.

--¡Hola! Te ves inquieta y distraída ¿te preocupa algo?—dijo una voz masculina al lado mío.
Volví la cabeza en dirección de esa voz, Alex, tan sexy como siempre con esas camisetas y pantalones ajustados a su bien formado cuerpo.

--Alex—lo saludé
--¿Te preocupa algo?, te veo muy distraída últimamente.
--Ehh, no, no pasa nada, es sobre los exámenes-- le mentí.
--O.K ¿Quieres tomar algo conmigo?—no esperó a que contestase, me cogió de la mano y tiró de mí.

Entramos en la cafetería llena de gente, algunos nos miraban extrañados, él me sostenía la mano con la suya sin importarle que en un pueblo tan pequeño una cosa así fuera tema de comentarios y habladurías.

--Mañana todos creerán que estamos saliendo—le dije intentando liberar mi mano de la suya.
--¿Te importaría que así fuese?—se volvió hacia mí apretando más mi mano con sus dedos.
--Yo…. No sé qué decir—estaba confusa por la pregunta que me hizo.
--No digas nada y acéptalo—contestó mirándome fijamente a los ojos.

Estaba tentada, él era el único con el que tuve contacto físico, me toqué sin darme cuenta los labios recordando sus besos, mi ritmo se aceleró lo suficiente para alterar mi respiración

--¿Qué me dices? ¿Te gustaría salir conmigo?—me preguntó bajando su mirada a mis labios rojos por mordérmelos segundos antes.
--No me mires así, me dan ganas de besarte y este no es el lugar apropiado para hacerlo—me contestó con su voz un poco más ronca de lo habitual.

Me sonrojé por desear lo mismo que él, pero tenía razón, el local estaba lleno de gente y algunos de los presentes no nos quitaban la vista de encima.

Diez minutos después estaba aplastada contra su cuerpo, con los brazos puestos en la pared formando una estrecha prisión sin escapatoria. La respiración se me hizo dificultosa por la proximidad de nuestros cuerpos,
Apoyada en la pared de atrás de la cafetería, lo miraba sin poder decirle nada, todo ocurrió muy rápido, él me sacó de allí instantes después de hablar conmigo, nos rodeaba un aura de sensualidad en la cual los dos estábamos atrapados en ella.

Su rostro se fue acercando poco a poco a mí, lo deseaba en este mismo momento, esta sensación era más fuerte que mi voluntad, miraba sus labios llenos esperando que hiciese contacto con los míos entreabiertos.

Un rostro cruzó por mi mente reemplazando al verdadero, mi subconsciente deseaba besarlo y así fue como salí a su encuentro.
Sus labios se movían contra los míos apasionados, se acercó más a mí quedando completamente pegado a mi cuerpo, mis manos actuaban libres por su cabello despeinándolo y acercándole más a mí. Sus manos paseaban por mi espalda bajando hasta el trasero, presionándolo hacia su cuerpo, jadeé sobre sus labios al sentir su erección contra mí, quería más.

Una alarma empezó a sonar en mi mente, dándome cuenta de lo que estaba a punto de suceder con él a la vista de todos ¿Cómo había llegado tan lejos?.
Lo empujé con determinación, tenía que acabar con esto antes de que perdiera el control sobre mí misma.

Él se dio cuenta de la situación disculpándose por el poco tacto que había tenido respecto a esto.
--Lo siento, me dejé llevar—dijo mirándome aún con deseo en los ojos.

El corazón bombeaba como loco volviéndolo todo rojo y arrepintiéndome de haberlo apartado de mí, no sabía lo que estaba haciendo en ese momento, si besaba a Alex o aquel chico, estaba muy confundida por lo que había ocurrido entre nosotros. No sabía que decirle, estaba totalmente sorprendida por mi reacción ante su contacto.

--Esto es una afirmación a mi pregunta, no necesito más—dijo satisfecho.
--Yo no…-intenté decir pero sus labios acallaron todas las palabras que quedaron sin decir, lo deseaba pensé correspondiéndole al beso.
………


Metida en mi cama no dejaba de pensar en ese momento, no sabía a quién besaba de los dos, eran parecidos físicamente con algunas diferencias notorias, lo que sabía de cierto es que Alex era humano para tranquilidad mía.
El sueño fue ganando terreno hasta quedarme profundamente dormida con la foto de mi papá en los brazos.

Rosa y Bianca se enteraron del asunto de la cafetería al día siguiente, me volvían loca con tanta pregunta, tuve que pararlas y resumirles un poco lo que pasó ocultándolas ese momento de intimidad con él.
Bianca me felicitaba por tan buen gusto, Rosa me miraba preocupada pues sabía lo que eso suponía para nuestra investigación, no podíamos permitirnos más retrasos sobre el asunto de la cúpula.

Noche tras noche me despertaba con el mismo sonido de voces en mi mente, eran más frecuentes últimamente, sobre todo cuando me distraía o me alejaba de nuestro problema, ¿Quién sería? Esa voz me tenía desconcertada, ¡era tan familiar! pero no podía recordar a quien pertenecía.

La relación con Alex iba progresando, intentaba impedir que pasase lo de ese día, cada vez era más difícil mantener mis manos alejadas de él, Rosa me regañaba me estaba distrayendo de nuestro asunto poniendo en peligro la vida de seres inocentes.

--Naiara, ¡céntrate! Sabes lo que nos estamos jugando—dijo Rosa al pie de la fuente.
--Lo sé, es la primera vez que salgo con un chico, estaba curiosa por una relación así, nunca pensé en implicarme con Alex, sé que soy diferente a él y que esto no es bueno para mí.—estaba apenada por eso.
--Sabes que no está permitido relacionarse con un humano, tu naturaleza te lo impide, ellos no deben saber nada de tu procedencia mágica, e incluso yo, que tengo menos limitaciones, debería renunciar a todo esto si en un futuro me relaciono con uno—dijo Rosa.
--¡! Es injusto!!¿Por qué tiene que ser así? ¿Por qué yo? – tenía ganas de llorar, era tan injusto el que te gustase una persona y que tuviese que renunciar a ella por ser diferente.

--Tú, eres especial, lo sabes, eres importante para ellos, si no Lüng no hubiese venido a buscarte personalmente, noto como te mira, Naiara, lo hace con respeto y algo más que no sé cómo definirlo—me dijo Rosa.
--¡No, yo no soy nada!, mi padre fue de la realeza que se convirtió en traidor cuando huyó con mamá, eso me hace ser una proscrita, una traidora desde el nacimiento, donde no encajo en ninguno de los dos mundos, a él lo mataron como lo harán conmigo si me encuentran ¿Dónde me deja eso? .!Tengo mis días contados, Rosa!— me lamenté.

No pude aguantarme más, lloré desconsoladamente, como no había hecho en años, ella me recordó quien era en realidad ¡un monstruo! , algo que no debía existir, mitad de dos razas no permitidas entre sí.

--¡No digas eso Naiara!, sabes que eres una de las personas más íntegras que he conocido, si fueses humana en este momento todos estaríamos perdidos. ¿No te das cuenta de eso? Solo alguien como tú nos puede sacar de esto, ni siquiera yo puedo hacerlo ¡es que no lo ves! – terminó llorando conmigo abrazada a mí.

Pasó un buen rato hasta que nos serenamos, intentaría en otro momento el hechizo revelador, no podía centrarme en ello y sabía de cierto que si no era así no funcionaría por mucho que lo intentase.

En casa, Lüng me estaba esperando, más clases de hechizos, no estaba con ánimos de poder seguirle.
Él lo notó, preguntando si me había sucedido algo para encontrarme así, ¿me atrevería a decirle? Él era lo más cercano que tenía de ese otro mundo.

--Lüng ¿por qué está prohibido relacionarse con humanos?—necesitaba oírselo decir a él
--¿De qué se sienten amenazados, si son una raza superior?—insistí al ver que él se ponía serio sin responderme.
--Bueno… veras, siempre se teme a lo desconocido, nuestro mundo podía dejar de existir tal y como lo conocemos, somos líderes por naturaleza, una nueva raza entre las dos existentes supone un cambio radical, seres creados con lo mejor de cada cultura, sin necesidad de depender de nada para vivir y desarrollar sus poderes, no como nosotros, al llegar a la edad adulta tenemos que valernos de un alma humana, sin ella muchos de los nuestros han llegado a morir.—confesó Lüng.
--Los humanos son un complemento necesario, tanto para nuestro desarrollo como para nuestra existencia—terminó por decir

Se le veía afectado mientras me lo contaba, no podía ni imaginarme por un momento lo que acababa de oír, me di cuenta que al mismo tiempo eran su fortaleza como su debilidad, por eso temían a los mestizos como yo, nos daban muerte para que no nos revelásemos en contra suya.
Nosotros no dependíamos de nadie para seguir adelante, nuestros poderes se desarrollaban según íbamos creciendo, cuanto más nos instruíamos en la materia más poderosos nos volvíamos, por eso éramos una amenaza para su raza.

--Lüng ¿por qué me ayudas?¿ por qué crear un lugar, para ayudarnos a sobrevivir y desarrollar nuestro potencial?—esta pregunta me la había hecho millones de veces desde que supe que él me ayudaría a protegerme.
Se le veía nervioso paseando de un lado para otro, al cabo de un tiempo se paró mirándome fijamente, se sentó en frente de mí.
--Tu padre no llegó hablarte de nosotros ¿verdad?—dijo él.
--Solo que me mantuviese alejada de esos seres que supuestamente solo yo veía.—contesté.
--Cuando fui creciendo me fui dando cuenta que era diferente de las demás personas, mamá me contó quien era mi padre , bueno… más o menos que era y lo que me dejó a mí para ayudarme a entenderlo mejor – le enseñé el libro.
-- Que no es mucho en realidad—dijo pensativo.

--Está bien, solo te contaré lo que necesitas saber, más adelante sabrás todo, quien eres y porqué eres tan valiosa para nosotros, por el momento eso no es necesario que lo sepas—dijo dejándome intrigada por sus palabras,¿ sería que Rosa tuviese razón en lo que dijo?.

--Escucha atentamente lo que voy a decirte, es importante que no se lo digas a nadie ¿ de acuerdo?.
--No diré nada, prometido—le aseguré.

--Hubo un tiempo que nuestra raza solo era una, nuestro soberano nos obligaba a raptar a bebes humanos para nuestra subsistencia, algunos de nosotros no estábamos de acuerdo con eso, abusábamos de nuestra fortaleza sobre ellos, nos temían, tenían miedo por sus hijos y no con razón, ellos sabían de nuestra existencia por aquel entonces.
--Los criábamos hasta que estaban listos para ser sacrificados para la nueva generación de hadas, algunas se negaron hacerlo, habían crecido junto a ellos creando así un lazo de amistad.
-- Al poco tiempo fueron consumidas por sus propios dones no liberados, el alma humana es una vía para desatar el poder que llevamos dentro y así poder utilizarlo. Hubo hadas que al contrario, mataban indiscriminadamente con ansias de poder, fue un tiempo oscuro por aquel entonces.

--Al morir el soberano lo sustituyó su hijo Alberich. Él vio los abusos y el descontrol en el reino y quiso poner fin. Prohibió los secuestros de bebes, así cortaba los lazos creados por las dos razas, solo se podía capturar humanos próximos a la edad adulta, de esta forma no habría arrepentimientos a la hora de consumir un alma humana.
--Se nos prohibió mostrarnos como tales a un humano, pero con ello trajo el espiarlos como ganado, jugar con ellos e incluso algunos atrevidos hacerse pasar como ellos, deslumbrando así a su presa para después consumirla, hallaban placer en esos juegos—hubo un pequeño silencio.

Recordé a mi amiga Eileen, su historia fue similar a lo que me contaba Lüng.

--Al poco empezamos a notar de una nueva generación de humanos con una energía asombrosa, eran un gran premio para quienes obtuvieran sus almas, más poder. Descubrimos que parte de ellos provenían de nuestra propia naturaleza, se les empezó a investigar, así supimos como eran, lo que podían hacer si un día llegaran a revelarse contra nosotros, se ordenó su captura y si no su muerte para aquellas personas.

--Parte de nosotros no estamos de acuerdo con esas leyes, creemos que puede haber una armonía entre nosotros, e incluso descubrimos que un alma en un cuerpo enfermo es igual de valiosa que en uno sano, es así como nuestra asociación actúa, no matamos o despojamos un alma en un cuerpo sano, solo aquellos que les queda poco tiempo de vida, no hacemos daño alguno obrando así.
--Fue como nos empezamos a apartar para formar un refugio para estas personas, protegido por hechizos y encantamientos, para enseñarles lo que son en realidad, son nuestra esperanza de que algún día podamos enfrentarnos a ellos y poder vivir todos en armonía sin dañar más de lo necesario.

--Se despidió de mí con una inclinación de cabeza, me quedé pensativa por toda la información que me dio, pero lo más importante no me dijo ¿Qué pasó con mi padre? ¿Qué lugar ocupaba en la realeza? ¿Quién era yo realmente?.



FIN DEL CAPITULO.

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[FICS] Las Alas de Uriel - Capitulo II

LAS  ALAS  DE  URIEL


CAPÍTULO SEGUNDO

17 de Marzo

Es sábado. Son las 6 de la mañana. Uriel está sentada en la cama con las piernas encogidas y abrazada a ellas. Lleva una fina camiseta blanca con un gran dibujo de Minnie que la cubre parcialmente. Contempla a través de la pared de cristal que da al jardín como va amaneciendo. El sol no ilumina aún con sus rayos dorados un día que se presagia nuboso, pero ella se siente feliz aunque nada en su rostro lo demuestra. En las últimas semanas no ha dormido mucho, casi todas las horas de su día a día están programadas con antelación. Su agenda está cubierta completamente por clases de baile, canto, dicción, idiomas, piano. No le importa el esfuerzo, tampoco se siente cansada en ningún momento.
Una vez a la semana se rompe su rutina, los sábados, esos días, Summi Jung y ella los dedican desde la mañana a la noche a salir de compras o simplemente ver tiendas y probarse ropa que luego, en la mayoría de los casos, no compran, pasear sin rumbo por la ciudad, detenerse en una cafetería a tomar un té, café o un ice cream, ir al cine, comer en algún pequeño restaurante, ir al salón de belleza, la sauna. En pocas palabras, es su día libre. Un día para ellas. En los largos paseos que dan por la ciudad, Summi Jung le ha ido enseñando la capital de Corea. Poco a poco, Uriel se ha ganado la confianza de su compañera de vivienda y se ha convertido en su amiga. Ahora, ya no se siente tan observada como en las primeras semanas y Summi no deja de decirle cada vez que la ocasión se presenta, que aproveche al máximo esos “días de libertad” porqué según ella, cuando debute en el mundo del espectáculo ya no pasará desapercibida y el acoso al que la someterán l@s fans y la prensa, no le dejaran espacio para esos momentos de ocio y anonimato que ahora disfrutan juntas.
Seung Woo, las visita con frecuencia e incluso acude con ellas a algunas de las clases o a visitar los lugares típicos de la capital de Corea, aunque nunca se queda mucho tiempo. Exceptuándolo a él, los profesores y algún compañero de agencia que coincide con ella de vez en cuando en las clases o en las innumerables sesiones fotográficas que tiene últimamente, Uriel no se relaciona con nadie. Quizás por eso, o porqué Summi Jung le ha cogido mucho cariño, es por lo que todos los sábados sin excepción, salen de la rutina y exploran la ciudad.


La nueva estación que está a punto de comenzar empieza a notarse en el ambiente, en los árboles y plantas que cubren el jardín despertando a la vida después de meses de letargo; pero a esas horas, la temperatura aún no es agradable.
Uriel sale al jardín descalza y sus pies se mojan con la pequeña capa de lluvia que ha caído durante la noche. Una ráfaga de viento juega con su pelo, alborotándolo. Cierra los ojos y aspira profundamente el aíre. Sonríe al sentir el frío del agua en sus pies y el viento en su cara. Se siente viva. Un escalofrío recorre su espalda, le gusta esa sensación. Durante unos minutos recorre el jardín deteniéndose en el rincón que más le gusta, junto al sauce. Summi la encuentra junto a él cuando sale a buscarla, lleva una pequeña manta en sus manos y la envuelve por detrás, sorprendiéndola.


- Sabía que estarías aquí - le dice abrazándola con ternura –

Uriel se deja abrazar.

- Vamos dentro, cojeras frío.

Summi la guía con cariño hasta el interior de la habitación.

- Va a llover, ¿Qué quieres que hagamos hoy?
- Pasear – le dice con convicción sin mirarla -
- Pasear ¿bajo la lluvia? – Summi no parece muy convencida de la proposición -
- Si.

Summi la observa durante unos segundos, parece tan frágil y al mismo tiempo enigmática. A veces, le da la sensación de que espera que ocurra algo o a alguien. Es solo una intuición, pero cada vez está más convencida de ello. Sigue sin conocer muchas cosas sobre Uriel, pero conoce lo más importante, tiene un alma pura, incapaz de hacer daño a nadie.

- Como quieras. Ven a desayunar y abrígate. Hoy va a hacer frio.

Uriel no le contesta, se mete en el baño y no cierra la puerta mientras su amiga se macha de la habitación. En las últimas semanas, Uriel ha descubierto varias cosas, entre ellas, no le gustan las puertas cerradas. No sabría precisar muy bien la razón, pero no le gustan.

Uriel no suele llenar la bañera, se ducha. Siempre tiene poco tiempo para ella, pero los sábados aprovecha para sumergirse en un baño de espuma. Mientras el agua templada va cayendo llenando la bañera, echa un poco de gel de color rojo intenso en el agua y lo agita con la mano. En seguida se forma un gran manto de espuma. Huele a fresas. Mucho. Aspira en profundidad embriagándose del aroma. Coge un frasco de cristal lleno de perlas de aceite y mete dos en el agua, la agita de nuevo y las perlas se deshacen dejando escapar el líquido que como dos pequeños hilos rojos se esparcen por la bañera. Se desnuda despacio, no tiene prisa. Su cuerpo inmaculado se refleja en el gran espejo que preside una de las paredes del baño. Acaricia levemente sus pechos y se mira en el reflejo que le devuelve el espejo. Sonríe con ternura al sentir como su cuerpo responde instintivamente a su propia caricia. Se sumerge en la bañera por completo, la calidez del agua la reconforta. La capa de espuma la cubre a excepción de la cabeza. Pasa sus manos con delicadeza por su vientre y cierra los ojos. Suspira profundamente.

Summi ha preparado el desayuno: fruta pelada y cortada en pequeños trozos, café, tostadas con mantequilla y zumo de naranja que ha exprimido ella misma. Empieza a desayunar, ya que Uriel tarda un poco en bajar y ella tiene hambre. Pasados unos minutos, Uriel se sienta a su lado en la mesa del comedor. Lleva un pantalón muy ajustado de cintura baja en color negro, una camisa blanca y el pelo suelto mojado. Las gotas que caen poco a poco de su larga melena han empapado la parte superior de su camisa. Va descalza.

- Cojeras frío, deberías haber secado tu pelo.

Uriel no contesta, mira a Summi y sonríe. Sus hermosos ojos parecen sonreír con ella. No come gran cosa. Llena un vaso con zumo y se lo bebe a pequeños sorbos mientras su mirada se pierde en algún punto que solo ve ella.
Summi ya sabe que es perder el tiempo insistir en que coma algo más. Por las mañanas, Uriel apenas come, de hecho, muchos días ni desayuna.


……………………………………………………………………
………………………

Las dos compañeras y amigas pasean protegidas debajo de un paraguas por el parque Changch’ungdan, situado a los pies del cerro Namsan. Una fina capa de lluvia las acompaña buena parte del recorrido. Summi, con una pequeña guía en la mano, le va explicando la historia de los diferentes palacios que se van encontrando en su paseo. Uriel la escucha en silencio. De vez en cuando se detiene y contempla embelesada el paisaje, más propio ya de primavera. Los árboles van recuperando su color verde y las tempranas flores de varios colores salpican el parque, la primavera se abre camino poco a poco. Respira profundamente, como intentando atrapar en su interior parte de la estación. Las pequeñas gotas de lluvia crean círculos en los estanques de agua.

No hay muchos visitantes en el parque, pero se cruzan con algunos turistas a los que parece no importarles la lluvia y que con cámara en mano no paran de hacer fotos, intentado llevarse en una instantánea un poco de la esencia de Corea. Uno de estos turistas le pide en ingles a Summi si puede hacerle un par de fotos y ella acepta. Se entretiene apenas unos segundos en encuadrar la cámara y hace dos fotografías. Cuando se da la vuelta, se da cuenta que Uriel ha desaparecido y no la ve en los alrededores. Aunque la busca con premura, no la encuentra.

Es media noche, sigue lloviendo, aunque ahora con más fuerza. Es la primera vez desde hace semanas que Uriel esta sola, lejos de miradas observadoras. Un tiempo, solo para ella. Callejea por las calles del centro de la ciudad. Se pierde entre la gente, observando todo a su paso. Su teléfono móvil no deja de sonar, pero lo ignora una y otra vez. De pronto siente hambre, no ha comido nada en todo el día a excepción del zumo de naranja que tomó en la mañana, y de eso, ya han pasado muchas horas. A su lado, ve un supermercado de los que no cierran las 24 horas del día. Está empapada de lluvia. La gabardina que lleva, corta y ajustada a la cintura, no le ha servido de mucho después de varias horas bajo el agua. Aunque sentir su cuerpo húmedo tampoco parece incomodarla. No hay apenas gente, pero no hace frio en el interior del supermercado. De pronto, se da cuenta de la sensación de frío que tiene y tiembla. Se estremece. Recorre despacio el supermercado entero en busca de algo que le apetezca comer. Aunque parezca increíble, coge un ice cream de nata y fresa y se dirige a pagar. En la caja, no hay nadie esperando en ese momento a que le cobren. Un hombre joven se sitúa detrás de ella. La cajera la mira curiosa y le dice el precio del helado. Introduce su mano derecha en el bolsillo y se da cuenta de que no lleva dinero. Summi siempre paga por ella. La cajera se impacienta y la mira ahora de manera suspicaz. Está a punto de dar media vuelta y dejar el helado en su lugar, cuando el joven que hay detrás de ella paga el helado, mientras la mira serio y algo sorprendido. Uriel lo mira a los ojos un instante. El hombre no parece prestarle mucha atención, más bien parece molesto por la espera. Uriel sale al exterior y se queda junto a la puerta. Pasados un par de minutos, el joven sale, no repara en ella, pero lo detiene sujetándolo del brazo y lo mira a los ojos.


- Gracias – le dice tímidamente -

El hombre mira la mano que lo retiene y luego la mira a ella. Uriel retira la mano.
- No ha sido nada – le dice serio –
- Gracias – le dice de nuevo - ha sido muy amable, no me di cuenta que nunca llevo dinero.

El joven la mira incrédulo. Sus ojos marrones oscuros se pierden unos segundos en los de ella y por primera vez, Uriel siente temblar su cuerpo bajo una mirada.


- Lo justo es que nos presentemos, después de todo, me ha invitado a un helado. Me llamo Uriel…- dice despacio -
-
Él la observa durante unos segundos mientras Uriel se inclina un poco y al levantar su cabeza le tiende la mano.

El hombre aparenta unos 24 años, alto y delgado, aunque se nota que hace ejercicio de manera regular. Pelo abundante de color castaño oscuro, casi negro, ojos marrones, tristes y muy expresivos, labios carnosos, tiene una voz profunda, su gesto es serio. No es un hombre excesivamente guapo, pero si interesante, su mirada es atrayente, quizás por la tristeza que emana de ella. Lleva un pantalón vaquero y una camisa azul. Debajo de su brazo derecho, como intentando protegerlo de la lluvia, lleva un maletín oscuro. Se inclina a modo de saludo y durante unos segundos duda entre estrecharle la mano o no, finalmente, lo hace. Uriel siente el contacto cálido de la mano firme, suave y fina de largos dedos. El contacto apenas dura un par de segundos.

- Jae Hyun Chul. Ha sido un placer. Y ahora si me disculpa, tengo prisa.

Jae Hyun se aleja corriendo bajo la lluvia sin mirar atrás.

Uriel lo ve alejarse hasta que lo pierde de vista, sin percatarse de que el agua continua cayendo con fuerza y cada vez está más empapada.

Summi está muy intranquila, pero tampoco quiere avisar a Seung Woo. Sabe que su jefe se pondrá mucho más nervioso que ella y no tendrá su tolerancia. Prefiere darle a su compañera un margen de confianza. Espera impaciente el regreso de Uriel, pero las horas pasan y no hay señal de ella. No ha dejado de llover en toda la noche, unas veces con fuerza, otras, como un fino velo de agua apenas imperceptible. La primera claridad del día despunta al alba y con ella, Uriel llega a la casa. Está empapada hasta los huesos, sus ropas chorrean agua. Summi se asusta en cuanto la ve e intenta ayudarla a secarse con una toalla. No hay reproches en su voz, solo se lamenta en voz alta del aspecto desvalido de su compañera y amiga. Uriel no dice nada, se deshace amablemente de las atenciones y se mete en el baño. No cierra la puerta. Abre el grifo del agua caliente y prepara la bañera: un poco de gel que vuelve a agitar para hacer espuma, un par de perlas de aceite. Poco a poco el intenso aroma a fresas impregna la estancia. Se desnuda como hizo a primera hora de la mañana. Su cuerpo se descubre poco a poco frente al espejo bajo su atenta mirada. Cuando está completamente desnuda, se lleva una mano donde está situado el corazón, lo siente palpitar con fuerza, cierra los ojos y respira profundamente. Instantes después se sumerge en la bañera…

Jae Hyun llega empapado de lluvia a casa de su padre. No hay nadie en la casa. Sabe que nadie lo espera. Ha llegado esa misma tarde de Barcelona, España y se ha hospedado en un hotel del centro de la ciudad. No quiere complicaciones con su padre, por lo menos en los primeros momentos. Las relaciones con él no son todo lo buenas que cabría esperar entre un padre y su hijo. Hace años que apenas tienen contacto, pero eso no significa que no se hablen o que no se preocupen el uno del otro. Quiere a su padre y lo respeta, aunque no esté del todo de acuerdo con algunas de las decisiones que este ha tomado en su vida y que han terminado por afectarlo a él en el pasado. Ha finalizado su carrera de arquitectura con éxito y ha pasado los últimos cuatro meses viajando por Europa. Ha estudiado y hecho bocetos de cada edificio antiguo y moderno que le ha llamado la atención en todas las ciudades que ha visitado. Le gustan los edificios antiguos y el arte en general. Es un hombre culto e inteligente, habla varios idiomas, reservado, muy observador, enigmático a veces, serio, no es muy hablador y como buen observador, tiene una paciencia ilimitada. Nunca se enfada, no aparentemente. Apasionado, aunque pocas personas lo dirían a simple vista. En los últimos años se ha concentrado en sus estudios y diseños, por lo que las mujeres nunca han sido una prioridad en su vida, no ha tenido tiempo para al sexo femenino. Naturalmente, ha tenido y tiene amigas. Buenas amigas. Con ellas, es tímido, educado, respetuoso, de exquisitas formas al hablar y comportarse. Aunque jamás ha intimado en exceso con ninguna mujer. Cree en el amor, pero no lo ha experimentado. No se considera romántico, por qué siempre pone por delante del corazón la cabeza, pero en el fondo y aunque él no lo sabe, lo es. Soñar despierto no encaja con su personalidad, o eso piensa. Siempre ha creído que la realidad termina por imponerse.
Lo primero que hizo nada más llegar esa tarde a Seúl fue llamar a su hermano mayor. Kim Hyun Chul le ofreció su casa a sabiendas de que preferiría quedarse con él y no en casa de su padre. Aceptó la invitación de su hermano, pero hoy prefiere dormir en el hotel.
Recorre la casa sin prisa, deteniéndose en cada rincón que le trae recuerdos de otros tiempos. Comprueba que la casa no ha cambiado mucho, mejor dicho, nada, en los cinco años que ha estado fuera. Echa en falta el piano de cola negro que tocaban su madre y hermano. Le vienen a la memoria retazos del pasado junto a su madre a la que apenas ha visto desde hace diez años, cuando él entraba de lleno en la adolescencia, pero no quiere anclarse en viejos recuerdos y continua recorriendo la casa. Llega hasta su antigua habitación y entra. Todo sigue igual, sus viejos libros, comics, CDs, su colección de miniaturas, su ordenador, su balón de basket ball, sus posters de anime dispersos por las paredes…
La habitación no tiene ni una mota de polvo, como si nunca se hubiera marchado, como si aún fuera su refugio y viviera en ella. Sobre la mesa del escritorio aún continúan sus bolígrafos, reglas, lápices de colores con los que solía dibujar, dando forma a sus diseños solo por diversión. Nada de esto le interesa, aunque por un instante, se siente bien recordando momentos vividos a solas entre las cuatro paredes que componían parte de su mundo. Se dirige al armario y extrae una caja pequeña, la abre, comprueba el contenido, la cierra y se la lleva. Va en busca de su coche que sigue aparcado en la parte baja de la vivienda tapado con una lona. La quita con cuidado, la dobla y la deja en un rincón. El coche, un lexus 220 de color azul oscuro tapizado en cuero de color claro, no parece haber sido usado en los últimos años. Las llaves reposan en el asiento. Las mete en el bolsillo del pantalón y le da al botón de arranque. Comprueba con satisfacción que a pesar del tiempo transcurrido, arranca a la primera. Jae Hyun Chul se marcha por donde ha venido. Nadie notará su presencia, nadie sabrá que ha estado allí. Tampoco parece importarle mucho.


……………………………………………………………………………………………


La mañana del día siguiente ha amanecido soleada aunque hace un poco de frío. Jae Hyun se dirige sin prisa a casa de su hermano. Se ha levantado muy temprano. Cuando su hermano le abre la puerta se funden en un fuerte abrazo. Kim Hyun está desayunando e invita a su hermano a unirse a él. Mientras los dos hombres comen, charlan animadamente de los últimos tiempos en los que no se han visto. Kim, está feliz por el reencuentro y no puede disimularlo. Las palabras salen atropelladamente de su boca. Quiere saber que ha hecho su hermano pequeño en los últimos meses y al mismo tiempo le va contando las novedades de la empresa. Le habla del velero que no ha tenido tiempo de estrenar pero que promete hacerlo con él. Del piano que ahora está en su despacho, de proyectos futuros, amigos comunes, mujeres, su madre…Pero omite intencionadamente hablar de su padre.
Jae Hyun le habla de sus estudios, del viaje por Europa. Donde ha estado, lo que ha visto, lo que le ha llamado la atención. Le habla de la diversidad de culturas, costumbres y tradiciones que ha experimentado, de la manera tan distinta que tienen las personas de los países que están al otro lado del mundo de entender la vida, de vivirla, de afrontar el futuro. De la gente que ha conocido, de los amigos que se han quedado atrás. Le habla de edificios nuevos y antiguos, sus diseños, ambientes, parques, museos, espectáculos. En un momento de la conversación pregunta...

- ¿Cómo está?


Kim Hyun no necesita preguntar a quien se refiere, sabe perfectamente que su hermano le pregunta por su padre.

- Bien. Sigue metido de lleno en la empresa. Si me apuras, te diría que más que nunca. Vive y respira trabajo, pero está bien de salud, aunque empiezan a notársele los años.

Jae Hyun observa a su hermano con semblante serio pero no dice nada.

- Te extraña. A pesar de todo, sigue siendo nuestro padre. No puedes echarle la culpa indefinidamente por los errores del pasado. Todos cometemos errores.

Jae Hyun Chul sonríe sin mirarlo, pero no dice ni una sola palabra.

- He de irme. Tengo una reunión dentro de una hora. Es importante. La aplazaría, pero no puedo ¿Quieres venir conmigo? Después de todo, en algún momento tendrás que venir a la empresa.

Jae Hyun parece pensar durante unos segundos...


- De acuerdo. Iré contigo, pero antes, dime donde voy a dormir.
- Escoge la habitación que más te guste. Estás en tu casa, ya lo sabes.


…………………………………………………………………………………………


Uriel y Summi se han levantado temprano y desde las primeras horas del nuevo día están en la sala de ensayos. En un rincón, Summi repasa algunos papeles sentada a una mesa, mientras toma una taza de café. Está muy concentrada en lo que hace, la música que suena de fondo no parece molestarla, de vez en cuando levanta la vista y ve bailar a Uriel, repitiendo una y otra vez los pasos de una nueva coreografía que se ha creado para ella. A pesar de las horas que lleva bailando, Uriel no parece excesivamente cansada, aunque las gotas de sudor empiezan a cubrir su frente. El coreógrafo da por concluida la clase y se despide de ambas mujeres abandonando la sala. Uriel se acerca a su amiga mientras esta recoge los papeles dispersos en la mesa y los guarda en su bolso.

- Ve a ducharte, hemos de ir a la empresa. Seung quiere que comamos con él.

Uriel se marcha a las duchas y regresa a los pocos minutos. Lleva un pantalón vaquero azul muy ajustado, un jersey fino del mismo color con un pequeño escote en forma de uve que se pega a su cuerpo insinuando sus formas de mujer y unas botas altas de tacón muy fino en color negro. Colgado de su hombro izquierdo, un bolso de piel negro y en su mano derecha, una bolsa de loneta que Summi le quita con delicadeza cuando llega junto a ella.
Summi repara de nuevo en que Uriel no se ha secado el pelo, por lo que las gotas de agua empiezan a empaparle el jersey.


- Tendrás frio. Hoy hace frio Uriel. deberías haberte secado el pelo. Si te resfrías ahora, a Seung le puede dar un infarto. Quedan pocos días para tu debut.
- No tengo frio – dice a modo de explicación y comienza a andar detrás de su amiga.


Cuando llegan al edificio de la MGIC, las dos mujeres se dirigen al despacho de Seung Woo. No hay nadie en su interior, pero entran y se sientan en los sillones que hay frente a la mesa. Summi extrae el teléfono móvil de su bolso y hace una llamada. Uriel se acerca a uno de los ventanales y contempla el exterior. El sol se cuela tímidamente a través del vidrio y le da de lleno en la cara. Cierra los ojos y se deja acariciar por él mientras escucha a su amiga hablar por teléfono.

- Estamos en tu despacho…ok, te esperamos.

A los pocos minutos, Seung Woo entra en el despacho.


- ¿Qué tal todo?
- Bien.

Uriel se vuelve despacio.

- ¿Cómo te encuentras?
- Bien, gracias. No debes preocuparte, estoy bien – responde sonriendo.

Seung Woo la mira a los ojos. Por un instante se pierde en ellos y lo invade una gran ternura. No puede evitar sentirse atraído por la joven que descubrió gracias a su padre hace ya algunas semanas. No sabe si los sentimientos que despierta en él son de amor, tampoco quiere planteárselo. No debe. Solo deja pasar el tiempo, metiéndose de lleno en su trabajo, ocupando su mente. Jamás le ha dicho nada sobre ello, ni a ella, ni a nadie, pero su corazón late mucho más deprisa cuando la tiene cerca, cuando inconscientemente piensa en ella. Quizás por eso, y por qué sabe que este mundillo en el que ambos se mueven no es del todo idílico, se siente sobreprotector con ella. Es tan hermosa, tan fascinante, dulce, tan inocente. No, realmente no puede evitarlo, aunque lo intenta con todas sus fuerzas. Sabe que sería un error demostrarle sus sentimientos. Sabe además que es solo un sueño. Un hermoso sueño que él no puede permitirse. No ahora. No con ella.
Summi lo mira. Intuye desde hace ya tiempo que su jefe se siente atraído por Uriel. Cada vez que ve como la mira, se le encoge el corazón. Le duele. Él no le ha dicho nada, tampoco hace falta. Seung no le dirá nada a la joven, no le demostrará su cariño y ella lo sabe. Eso la hace estar más tranquila, al menos, de momento.


- ¿Qué os parece si comemos en Ahndamiro? – dice mirando a Summi.
- Por mi perfecto. Me gusta la comida italiana.

Uriel asiente con la cabeza, salen del despacho y se dirigen a uno de los ascensores.

Kim Hyun y Jae Hyun llegan a la empresa y se dirigen a los pisos superiores. Kim se despide de su hermano a las puertas de una de las salas de reuniones con la promesa de que comerá con él un poco más tarde, cuando la reunión termine. Antes de entrar se vuelve hacia su hermano.

- Ve a verlo – no dice nada más, aunque tampoco hace falta.

Jae Hyun se queda unos segundos en medio del pasillo. Parece dudar de lo que va a hacer, pero se encamina hacia el despacho de su padre.
La puerta del pequeño despacho que sirve de antesala al de su padre y que ocupa una secretaria, está abierta. La mujer de unos 35 años, bonita y de rasgos latinos conoce bien al joven que entra, aunque hace años que no lo veía. Se levanta y lo saluda inclinándose un poco. Él le devuelve el saludo.

- ¿Está ocupado?
- No.


- Ok.

Se queda unos segundos contemplando la puerta mientras la mujer lo mira. Finalmente, entra.
Sae Hyun está de espaldas a la puerta sentado detrás de la mesa, contemplando a través del gran ventanal la capital de Corea. Parece estar discutiendo por teléfono. No se percata de que alguien ha entrado en su despacho. Jae Hyun se acerca hasta la mesa, pero no se sienta en las butacas que hay frente a él. Durante un par de minutos contempla a su padre. Enérgico como siempre, da órdenes a alguien a través del teléfono. Puede que su hermano tenga razón y empiecen a notársele los años, pero está claro que su carácter no ha variado ni un ápice en los últimos tiempos. Su tono de voz no deja lugar a dudas, está molesto. Cuando da la conversación por concluida se gira y ve a su hijo pequeño. Cuelga el teléfono y apenas lo mira, concentrándose en revisar unos papeles que hay sobre la mesa.

- ¿Cuándo has llegado?
- Ayer.
- ¿No sabes que lo primero que hace un buen hijo es ir a ver a su padre? – le dice sin mirarlo, sin levantar la vista de la mesa.
- Depende del padre.

Sae Hyun levanta la vista y lo mira desafiante.

- Veo que no has cambiado en nada.
- No lo creo necesario.


Sae Hyun mira a su hijo detenidamente. No ha cambiado mucho. Cada día se parece más a su madre.

- ¿Dónde te alojas?
- En casa de Kim.
- ¿Piensas quedarte allí?
- Si.
- Como quieras – da la conversación por concluida y mira de nuevo los papales que tiene delante.

Jae Hyun lo observa durante unos segundos

- No has cambiado mucho.
- Tú, nada – dice sin mirarlo.

El joven da media vuelta y se dirige a la puerta. Antes de salir, oye de nuevo la voz de su padre.

- Vete pensando que vas a hacer. Tienes un despacho y mucho trabajo en la compañía. Si no quieres trabajar aquí...

Jae Hyun no se vuelve, pero le contesta antes de salir.


- No quiero trabajar aquí. No te preocupes, tengo trabajo. Sé cómo ganarme la vida.

Sale del despacho cerrando la puerta tras él.
…………………………………………………………………………………………


“Ahndamiro” es un restaurante situado en Gwanhun-dong Jongno-gu. De estilo toscano tradicional, decorado con muy buen gusto, mucha madera, una escalera que llama la atención por su elegancia y es un local ideal para reuniones de amigos o parejas que pueden degustar en él excelente comida italiana, buenos vinos y un servicio impecable. El camarero acompaña a Uriel, Seung y Summi a una mesa que está situada en un rincón junto a una ventana. Mientras los tres amigos están mirando la carta, entran en el restaurante los hermanos Hyun Chul. Kim Hyun se percata en seguida de su presencia y se acerca hasta ellos seguido de su hermano menor. Uriel mira atentamente la carta y no los ve llegar. Seung Woo se levanta y saluda a ambos hermanos inclinándose. Hace años que no ve al hijo pequeño de su jefe y le sorprende lo poco que ha cambiado en los últimos años, al menos, aparentemente. Sigue siendo el joven que él recuerda. Jae Hyun le estrecha la mano afectuosamente. Summi no se levanta, pero también los saluda inclinando un poco la cabeza. Uriel parece no haberse percatado de nada y continúa leyendo. Su cabeza está parcialmente tapada por la carta, por lo que Kim Hyun no la reconoce en los primeros instantes. Los tres hombres hablan animadamente de pie junto a la mesa. Kim Hyun llama al camarero y le indica que los cinco comerán juntos. Pasados unos segundos, el camarero coloca los servicios que faltan y los dos hermanos toman asiento.
Los tres hombres continúan hablando animadamente. Mientras, Summi le indica a Uriel en voz baja que tienen nuevos comensales a su lado. Uriel no responde, pero deja la carta sobre la mesa y mira. Frente a ella, absorto en la carta del restaurante, está sentado el hombre que le pagó el ice cream y se queda sorprendida, aunque él no la mira. Ni siquiera parece haberse percatado de su presencia y si lo ha hecho, no le ha dado importancia. Kim Hyun la observa durante un par de segundos y le sonríe abiertamente.


- Tenemos con nosotros a la nueva figura de la compañía – dice a modo de saludo – Hace tiempo que no la veía. Uriel ¿No?

Uriel no responde. No lo ha oído. Ni siquiera lo mira. Todos sus sentidos están centrados en el hombre que tiene frente a ella. El hombre que la hizo temblar solo con mirarla, el hombre que la hizo sentir una infinita ternura mientras lo veía alejarse bajo la lluvia, el hombre al que le gustaría preguntarle mil cosas y descubrirlo poco a poco, sin prisas, despacio, como se hacen las cosas sencillas que nacen del alma. No sabe la razón, pero le encantaría escuchar de nuevo su voz, que la mirara a los ojos, que le prestara atención. Cuando él deja la carta y sus miradas se encuentran, Uriel siente de nuevo detenerse el tiempo, palpitar con fuerza su corazón y una gran ternura la inunda por dentro…



Fin del segundo capítulo.

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