CAPITULO   SEGUNDO

Al día siguiente, poco antes del amanecer, Maria se despierta. Se incorpora de golpe en la cama, con el corazón latiéndole con fuerza y la respiración entrecortada. Ha tenido un sueño intenso y extraño. Esta sola en la habitación, sus amigas ocupan cada una de ellas, las habitaciones que están al lado de la suya. La penumbra de la habitación se desvanece junto con su sueño. Alarga la mano y enciende la luz de la habitación.
A través de la ventana del dormitorio, las primeras luces del día despuntan en Seúl. Una fina lluvia golpea los cristales.
- Bien empezamos, piensa. ¡Mira que llover en nuestro primer día!.
Toma su móvil de encima de la mesilla. Presiona para comprobar la hora. El móvil marca las seis en punto. Maria decide que se va a dar una ducha rápida. La noche anterior, quedó con sus amigas a las ocho en el comedor del hotel para desayunar. Se levanta resuelta de la cama y se dirige al baño. Tiene tiempo de sobra, además esta segura que ninguna de las dos será puntual.
Media hora después, sale del baño enfundada en un albornoz de color blanco con el anagrama del hotel y abre su maleta, que permanece cerrada encima de la mesa, al lado de la televisión. No ha tenido ni tiempo, ni ganas de deshacerla y después de buscar durante un rato entre sus cosas, separa un pantalón vaquero, una camiseta rosa, sus prendas interiores y coge el neceser. Con todo ello se dirige de nuevo al baño. Sale pasada otra hora, vestida, perfumada y un poco maquillada.
- Es cuestión de causar buena impresión a los coreanos, piensa y sonríe al mismo tiempo, mientras se mira en un gran espejo que preside la estancia. La imagen reflejada en el espejo le gusta y sonríe al mismo tiempo que se guiña un ojo a si misma.
Recoge el móvil de la mesilla y su bolso de encima de la butaca que se encuentra al lado de la ventana. Sale de la habitación al pasillo y por un momento, se siente tentada de tocar suavemente en las puertas de las habitaciones de sus amigas, pero lo piensa mejor y se dirige al ascensor.
El comedor esta lleno de gente, aunque aún no son las ocho de la mañana. A pesar de ello, apenas se escucha un murmullo. En la puerta del comedor, un hombre joven, toma los datos de las personas que intentan acceder a el. Maria le dice su nombre y el número de su habitación. El hombre se inclina y la deja pasar.
Nada mas entrar, observa a sus dos amigas sentadas a una pequeña mesa situada cerca de la entrada. Ninguna de las dos la ha visto. Están mas interesadas en desayunar, y charlan animadamente, sin percatarse de que se acerca.
- ¡Buenos días compis!, las saluda mientras se sienta. – Veo que habéis madrugado. Y yo que pensé que iba a ser la primera en llegar.
Encima de la mesa, hay bollos blancos, dos vasos con zumo de naranja, dos tazas de café, tostadas, mantequilla, mermelada y varios tipos de fruta, pelada y cortada en pequeños trozos.
- ¡Buenos días!. Yo apenas he dormido, dice Raquel.
- No me extraña, dice Maria - en el avión ya dormiste mas de la cuenta y encima desperdiciando el tiempo. ¡Con lo bien que habrías estado hablando con el coreanito!. Le dice sonriendo.
- ¡Buenos días Maria!, saluda Alba – la verdad es que no me fije demasiado en el, pero parecía muy guapo. Y todo un detalle por su parte dejarte su tarjeta.
- ¿Qué vamos a hacer hoy?, pregunta Raquel, dando el tema por zanjado.
 
- Para eso ya tengo respuesta, dice Alba – Hoy podríamos callejear y empaparnos un poco de la vida del centro y esta noche nos vamos a la zona de Gangnam, Ya sabéis que es una zona con mucha vida nocturna y hay muchos bares de última tendencia. ¿Qué os parece?.
- ¡Perfecto!, contestan al unísono sus dos amigas, lo que levanta una carcajada por parte de todas, mientras son observadas por el resto de comensales. Maria se levanta y vuelve al cabo de unos minutos con una bandeja, que contiene un vaso de zumo de naranja, un café y fruta. Desayunan animadamente, comentando sus impresiones sobre el hotel y mirando un plano, que se pasan entre ellas, mientras deciden cual es el mejor medio de transporte que van a utilizar. Finalmente, se deciden por el metro.
- Con el plano en la mano y después de desayunar salen del hotel, encaminándose a la entrada mas cercana del metro. La lluvia sigue cayendo despacio en la ciudad, pero la temperatura es agradable. Las tres amigas corren no muy rápido por la acera hasta llegar a la entrada del metro mas cercana. Ninguna de las tres lleva paraguas, por lo que se han mojado un poco, pero no les importa en absoluto. Son jóvenes, decididas y están donde quieren estar en esos momentos de su vida. Seúl forma parte de sus ilusiones y esperan disfrutar de unas semanas maravillosas en el país que aman.
Alba, Maria y Raquel llevan toda la mañana callejeando y curioseando todo lo que ven a su paso. No se han detenido ni para beber, por lo que las tres amigas están hambrientas y muertas de sed. Deciden entrar en un pequeño restaurante típico que se encuentran en su recorrido por la ciudad, para comer y descansar durantes un rato. Todo en Seúl es nuevo para ellas. Auque conocen mucho de las costumbres de este precioso país, no es lo mismo leerlas que experimentarlas. Por lo que cuando las llevan a un pequeño reservado donde no existe mas mobiliario que una pequeña mesa, varios cojines de colores, algunos jarrones y cuadros, se sienten como en otro mundo. Las tres rompen el silencio de la estancia con pequeñas risas que intentan contener, sin éxito. Una hermosa mujer entra, se inclina y les ofrece un papel donde al parecer están escritos los diferentes platillos de los que se compone el menú del restaurante. No están escritos en ingles, solo en Coreano, por lo que nuestras amigas se miran, sonríen y deciden aventurarse escogiendo varias cosas al azar. La mujer desaparece tal y como ha entrado, con el mayor de los sigilos y las deja a las tres, riendo y comentando todo lo que han observado durante las últimas horas y les ha llamado la atención. Son interrumpidas pasados unos minutos por dos mujeres que les sirven distintos platos, entre ellos: arroz, varios tipos de verduras cocinadas de diferentes formas, carne, huevos y un sin fin de salsas que dejan encima de la mesa junto con unos pequeños cuencos y una botella de Cheongju, vino típico del país. Nuestras amigas comen y charlan animadamente mientras dan buena cuenta de la comida. Han disfrutado de una mañana entretenida y además hace horas que dejó de llover, por lo que el sol preside el cielo de una de las ciudades mas bonitas y dinámicas de Asia.
- Que os parece si volvemos al hotel, nos asemos y salimos de nuevo. Podemos ir a la zona de Gangnam, como propusiste esta mañana. - Dice Maria, mirando a su amiga Alba.- Si nos da hambre, podemos pararnos en alguno de los puestos callejeros para comer.
- Por mi perfecto, dice Alba.
- Estoy de acuerdo, contesta Raquel. – La verdad es que me duelen un poco los pies, así descansamos. Llevamos toda la mañana andando sin parar.
Todas sonríen y elevan los pequeños cuencos, brindando al mismo tiempo.
- ¡Por una noche inolvidable!, dice Maria, mientras brindan y apuran el último trago de cheongju.
 
Minutos después salen del restaurante y se dirigen plano en mano, a la estación de metro mas cercana. Maria se detiene a contemplar un gran escaparate que se encuentran a su paso. Los zapatos que se muestran en él, le llaman la atención. El escaparate esta repleto de hermosas sandalias, con unos enormes tacones, que a juicio de Maria, son imposibles de llevar, y eso que a ella le gustan los tacones y los usa a diario. Sus dos amigas, al darse cuenta de que la dejan atrás se detienen y vuelven junto a ella. Maria les señala unas sandalias que se encuentran en el escaparate y sonríe elevando las cejas.
- ¿Qué os parece si me compro esas?, dice señalando unas sandalias negras con una pequeña mariposa blanca en forma de hebilla, para poder abrocharlas.
- ¿pero piensas ponerte eso?, pregunta Raquel sorprendida, al imaginarse a su amiga con semejantes tacones.
- Siiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiii.....¡Me encantan!. Dicho esto, las mira, sonríe y entra decidida en la zapatería con intención de comprarlas.
Sus dos amigas la acompañan al interior y se divierten junto a ella un buen rato, mientras se prueban distintas sandalias. Pasada media hora, Raquel y Alba salen de la zapatería, cada una de ellas con una bolsa que contiene un par de sandalias. Las dos han sucumbido a la tentación y se han comprado cada una de ellas un par. Maria se ha quedado la última pagando y al salir precipitada, para que sus amigas no la dejen atrás, tropieza con un hombre en la acera, que acaba de salir de un coche que esta aparcado a la puerta del establecimiento y se dispone a entrar en el. El hombre se inclina y se disculpa con prisa, mientras entra en la zapatería, dejando a Maria con cara de extrañeza.
- A este lo he visto antes, piensa y se queda unos segundos pensativa.
Entonces se da cuenta. El hombre que acaba de entrar en la zapatería es un conocido actor coreano, que ha visto en infinidad de ocasiones en distintos doramas. Da un grito, sin poder contenerse y se pone a brincar en la acera, sin soltar la bolsa con las sandalias, que tiene en la mano. Sus amigas que ya han caminado unos metros, vuelven corriendo junto a ella, con cara de no entender nada, y Maria, excitada por lo que acaba de descubrir, no acierta mas que a dar pequeños gritos y saltar, mientras las agarra a cada una de un brazo, contagiándoles su entusiasmo.
- ¡Es él, es él...os juro que es él!. Acierta a explicar – Es Kim Garam Yo. ¡El actor!.
- ¿dónde?, preguntan sus dos amigas al mismo tiempo, mirando alrededor. Ahora tan excitadas y sorprendidas como ella.
- ¡En la zapatería!, he tropezado con el al salir, pero es él. ¡Estoy segura!, dice tajante. – No me lo puedo creer, es uno de mis actores preferidos y he tropezado con él, el primer día que paso en Seúl. ¿no es maravilloso?, pregunta mientras intenta ver a través del escaparate, el interior de la tienda. – No me voy de aquí sin pedirle un autógrafo, dice mientras vuelve a acceder al establecimiento, seguida de sus dos amigas.
Kim Garam Yo, esta sentado en una butaca, mientras lee publicidad de la tienda. Parece estar esperando algo o a alguien. Es un hombre joven, (tiene 27 años), alto, musculoso, de pelo negro, nariz pequeña, ojos oscuros y rasgados, labios carnosos y bien definidos, con un pequeño hoyuelo en la barbilla, viste un pantalón negro y un jersey fino de color blanco, que se pega a su torso, marcando cada uno de sus músculos (Parece salido de un cuadro).
Maria se encamina resulta hacia el y se planta delante con la mejor de sus sonrisas. Sus amigas están sorprendidas de su resolución y se mantienen a su lado, pero es ella la que se dirige sin ningún tipo de reparos al hombre, que las contempla ahora a las tres, tan sorprendido como el resto de clientes de la tienda.
- Perdone, le dice en ingles, ¿es Ud. Kim Garam Yo?
- Si, le contesta él entre curioso y divertido por la situación.
Maria, le muestra la mejor de sus sonrisas y se inclina en una reverencia.
- Encantada de conocerle, me llamo Maria, soy una gran fan de Ud.
Kim Garam se levanta de la butaca y saluda a las tres con una reverencia. Mientras el resto de clientes asisten a la escena sorprendidos. Maria le tiende la mano, para saludarlo. Él al principio parece pensarlo, pero pasados apenas unos segundos, le da la mano, mientras la mira a los ojos. Maria no puede evitar una sacudida en el estomago. Su corazón comienza a latir muy rápido. Una dependienta de la tienda, se acerca con una bolsa que le ofrece a él con una inclinación. Maria le suelta la mano y observa como toma la bolsa, se inclina y le sonríe de nuevo. Las tres se quedan en el mismo sitio, mientras él se marcha de la tienda. En esos momentos, Maria vuelve de nuevo a la realidad y sale de la tienda corriendo, seguida de sus amigas y ante el asombro de todos los clientes que se encuentran en el interior de la tienda.
- ¡Perdona!, dice a gritos una vez fuera, - ¿puedes darme tu autógrafo?
Kim Garam se vuelve, cierra la puerta de su coche, que ya había abierto y se acerca a ella. Extrae un bolígrafo del bolsillo interior de su chaqueta y le dice:
- Será un placer, pero en estos momentos no tengo ninguna fotografía.
Maria parece pensar unos segundos. Por fin, saca la caja de los zapatos que acaba de comprar y que lleva en la bolsa.
- En la caja, por favor, le dice mientras la sostiene con las dos manos. Kim eleva las cejas y sonríe sorprendido. Comienza a escribir, mientras le dice:
- ¿tu nombre?
- Maria.
Sigue escribiendo, sin mirarla.
- Y Maria es de....
- México.
- Y Maria esta en Seúl por...
- Vacaciones
Él continua escribiendo, despacio y sin mirarla.
- ¿y que va a hacer esta noche Maria?, deja de escribir y la mira a los ojos.
Por primera vez en su vida, Maria se queda muda, sin saber que contestar. Esta atrapada en la profundidad de los ojos de él. Ni por un momento se hubiera imaginado la reacción del hombre. Es Alba la que a dos metros de distancia y contemplando la escena junto a su amiga Raquel, contesta:
- Vamos a ir a la zona de Gangnam.
Después de contestar, se muerde la lengua. Kim Garam la contempla ahora a ella y sonríe.
- Buena zona, dice.
Termina de escribir, se guarda el bolígrafo y vuelve a su automóvil. Antes de entrar, mira a Maria y le dice con una sonrisa:
- Es la primera vez que alguien me pide un autógrafo con tanta seguridad y resolución. Y la primera que me hace escribirlo en una caja de zapatos. – sonríe abiertamente - Si vais esta noche a Gangnam, pasaros por “the House”, es un pequeño local con buena música y un agradable ambiente. Estaré allí esta noche con unos amigos. Hay una pequeña fiesta, para dar la bienvenida a un amigo que hace mucho que no veo. Me encantará volver a veros....a las tres. Decir en la entrada quien sois. Os dejarán entrar.
 
Maria sigue sin poder hablar. Solo lo contempla subir a su auto, le parece haber vivido un sueño. Son sus amigas las que la sacan de sus pensamientos, mientras el coche desaparece entre el tráfico de Seúl.
Son las diez de la noche y las tres amigas se dirigen en taxi a la zona de Gangnam. Las tres después de pensarlo, (no mucho, la verdad) decidieron aceptar la invitación de Kim Garam Yo y se prepararon con esmero para tal ocasión. Aunque ninguna de las tres se imagina, como puede ser la fiesta, las tres optan por ponerse pantalones negros. Maria los acompaña con una blusa blanca de lino que se ata en un costado con una gran lazada. Lleva las sandalias que se ha comprado esa tarde y un poco de maquillaje que resalta sus hermosos ojos. Raquel lleva una camisa rosa de un color muy pálido que adorna con un gran collar de bisutería en tonos blancos y negros, las sandalias que se ha comprado esa tarde y el pelo suelto, apenas lleva maquillaje, pero esta resplandeciente. Alba lleva un jersey negro, muy fino, que se pega a su cuerpo, dejando adivinar su hermosa figura, un collar de plata vieja largo y unos pendientes haciendo juego, las sandalias que compró junto a sus amigas, el pelo recogido en un lado y lleva un poco de maquillaje que resalta aún mas sus hermosos ojos azules. Hablan alegremente durante todo el trayecto y casi sin darse cuenta, el taxi se detiene justo en la puerta de “The House”. Le pagan al taxista y salen a la noche de Seúl.
En la puerta del local, un hombre vestido con un traje oscuro, no deja entrar a nadie. Y eso que hay una enorme fila de gente que espera para entrar. Pero se queda mirándolas a las tres y les sonríe. Maria se acerca decidida y en ingles le dice su nombre. El hombre las mira a las tres y con una sonrisa, se inclina y las deja pasar, abriéndoles la puerta.
El interior del local tiene una luz tenue, que da un ambiente agradable y suena música que las tres reconocen en el mismo instante de escucharla, “love in the ice” de DBSK, un grupo coreano que a las tres les encanta, sobre todo a Alba. Se detienen nada mas entrar y buscan con la mirada, intentando reconocer entre la gente que llena el local, a su nuevo amigo. Segundos mas tarde, un hombre se acerca a ellas con paso decidido, abriéndose camino entre los asistentes. Kim Garam Yo, se inclina, las saluda y las invita a seguirlo. Caminan en silencio detrás de él, hasta llegar a una mesa, situada al otro extremo del local. Sentadas a ella hay varias personas, entre ellas, dos hombres, uno mira a Raquel y sonríe abiertamente mientras los ve acercarse, se levanta, inclina y las saluda. Es Goo Soo, que sorprendido se presenta a sus dos amigas y contempla a Raquel, mientras esta no puede evitar ponerse roja y lo justo puede decir “hola” tímidamente, mientras intenta con todas sus fuerzas, no mirarlo a los ojos; Sus manos empiezan a sudar y se acelera su corazón. Raquel se da cuenta que Goo Soo no le quita ojos de encima, lo cual hace que se ponga mas nerviosa si cabe. Sus amigas sorprendidas, no dejan de observarla.
El otro hombre, se levanta a su vez y se inclina al mismo tiempo que las saluda.
- ¡Hola!, dice en un correcto español, con una voz sensual que parece acariciar las palabras.
Se queda mirando a las tres y se detiene unos segundos contemplando a Alba. La mira despacio, su mirada parece fría y vacía. Instantes después le dedica una media sonrisa, encantadora y su mirada parece entonces desprender chispas. Es alto, medirá alrededor de 180 cm , delgado, pero musculoso, pelo negro, despeinado, ojos color café, que parecen cambiar con la luz. Va vestido informalmente, pero nadie lo diría al verlo. Tiende la mano a Alba y esta se la estrecha. Sus manos son delicadas, suaves, cálidas y están bien cuidadas. Durante unos segundos sostiene la mano de Alba, mientras ella no puede apartar la vista. Su mirada se pierde entre los ojos de él y el contorno de sus labios. Retira la mano, y por un momento cree que entre sus dedos se ha llevado su alma.
- ¡Tierra, trágame! – piensa - Este es...¡Park Hye Jin!.



FIN DEL SEGUNDO CAPÍTULO

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