[FICS] El Secreto de Naiara - Capítulo VI


CAPITULO SEXTO
Desperté con la luz de la mañana miré el reloj de pulsera bostezando -- como no me diese prisa llegaría tarde a clases.
Terminé de vestirme en un tiempo record, cogí una fruta y me dispuse a dejar la casa, si me demoraba más llegaría tarde.

Faltaban solo dos minutos para empezar las clases, llegué justo a tiempo de que pasara el profesor, Rosa que se sentaba detrás de mí se acercó con disimilo a mi espalda.
--¿Qué estabas haciendo? casi llegas tarde, eso no es propio de ti—dijo ella regañándome.
--Ya te contaré cuando terminemos las clases es algo muy importante que deberías
Saber.
--No te hagas la misteriosa, ahora estaré inquieta hasta que no me lo digas—dijo volviendo a su sitio, el profesor estaba cerca.
--Tengo que contarte lo que me pasó ayer, no pude decírtelo en su momento—dije nada más ver que el profesor regresaba a su escritorio.

--Se me han hecho muy largas las horas por tu culpa—dijo Rosa camino a la fuente.
--Ja jajaja—me reí por la expresión de mi amiga, de verdad que la apreciaba, en ese momento me vino un recuerdo de Eileen, la extrañaba mucho, llamaría a sus padres cuando llegara a casa para ver como se encontraba, aunque sabía que lo que quedaba de su amiga solo era su cuerpo.
--¡Eyy! ¿Qué te pasa? De repente te has puesto triste ¿que es lo que te pasó por la mente?—dijo Rosa.
--¿Alguna vez te hablé de Eileen?- dije apenada
--No,¿Quién es ella?, ¿es por eso que te pusiste triste?—dijo interesada.
--Ella fue la primera persona que no le importó de como era yo, fue mi primera amiga cuando tenía diecisiete años, la primera que tuve en todos esos años.
--No es que tengas muchos ahora con diecinueve ejeje—bromeó Rosa.
--Nos llevábamos bien, yo la apreciaba mucho, estábamos muy unidas—dije ignorando la broma.
--¿Qué fue lo que la pasó? Por la expresión de tu cara no debió ser nada bueno.—se interesó Rosa.
--Conoció a un chico de intercambio que acababa de llegar al pueblo, poco a poco se fue distanciando de mí, eso me dolió mucho, aparte de que a ese chico por alguna razón no me caía bien ¿te dije que puedo ver las auras de las personas?—Rosa lo afirmó con un movimiento de cabeza.
--Pues la de este chico era borrosa, indefinida eso fue lo que me llevó a espiarles, estaba preocupada por mi amiga. Ella me ponía excusas para no salir conmigo, la veía muy apática según iban pasando los días…
--Un día oí la conversación de este chico diciendo que la llevaría a dar un paseo muy especial, eso me hizo de sospechar por lo que decidí seguirlos…, estaban sentados como una pareja normal en medio de ese parque cuando empecé a sentirme mal y notar que no estaba sola, ¿ tú me entiendes ,no?—la miré a los ojos.

--Si, lo sé, ellos estaban por allí—dijo seria.
--Si, tuve que limpiar mi mente de todas sensaciones y concentrarme en un libro que siempre llevo.
-- Llegaron donde ellos estaban sentados, ella no debió notar nada, solo se desmayó mientras ese novio suyo se inclinó sobre ella tomando su alma—un silencio se hizo al recordarlo, las lágrimas se agolpaban en mis ojos junto al ya conocido sentimiento de culpa.
--Yo me fui por que no pude hacer nada, arriesgo de que me descubriesen si me quedaba, pues no era capaz de controlar mis emociones.— las lágrimas corrían libremente por mi rostro.

--¿Por qué le hizo eso? ¿Por qué motivo?—dijo Rosa acariciándome el rostro consolándome.
--Vi la iniciación de su supuesto novio mientras ella estaba inmóvil, luego volví por ella a riesgo de que me hubiesen visto pero no lo pensé, ella estaba sola ahí tumbada en el suelo, creí que había llegado a tiempo de salvarla, pero no, lo único que rescaté ese día fue un cuerpo vacío, mi amiga se había ido.

--¿De verdad viste un iniciación? Pero si nadie ha visto algo así, te pusiste en peligro ¡Naiara no lo vuelvas hacer!.—me regañó Rosa alarmada.

Poco después llegamos al jardín sentándonos en los columpios, no sabía como empezar este Asunto lo había demorado demasiado.
--¿Que me tenías que decir?—dijo finalmente Rosa, rompiendo el silencio que se había formado entre nosotras.
-- ¿Te acuerdas que ayer te dije que el anciano y yo hablamos de muchas cosas?, pues hay algo que me tiene preocupada, dijo que la cúpula de magia que protege este lugar se está rompiendo, me dijo que nos cuidásemos pues es posible que tengamos más encuentros como el del otro día—le expliqué.

--¿Se lo dijiste?-preguntó Rosa nerviosa.
--Si, fue por eso que me contó que hay que reparar la cúpula y no sé como, hoy vamos a reunirnos con él, le dije que te lo presentaría.

--¿Siii?¿Veré a uno de verdad sin que me haga daño?—dijo emocionada.
--Si, mi papá se puso en contacto con él antes de que lo mataran.
La conté los sueños tan extraños que tenía, sobre todo de la imagen de ese chico desconocido, él tenía que estar relacionado conmigo de alguna forma que no entendía.

Media hora después…..

--¡Mamá ya estoy en casa!,—la llamé, no me contestó.

Salimos al patio, estaban sentados tomando una taza de té, se levantaron nada más vernos, la presenté, estuvimos hablando bastante tiempo explicándonos todo lo relacionado con la cúpula, supuestamente yo tenía que hacerlo de algún modo, él me dijo que hallaría la solución, solo tenía que encontrarla, pero….. ¿Dónde buscar? No tenía la más minima idea por donde empezar, esto me estaba levantando dolor de cabeza.

En mi habitación repasé otra vez el libro de papá por si se me había escapado algo, no hallé nada que no hubiese visto antes, excepto la falta de dos hojas, pero eso ya lo sabía mi papá debió de arrancarlas antes de dárselo a mamá, suspiré desesperada no sabía que hacer, todo dependía de mí y eso era un peso muy grande para mi conciencia, no quería que nadie más saliese lastimado y es lo que pasaría si yo no encontraba pronto la solución al problema, me quedé dormida por el agotamiento con el libro abierto en mi regazo.

Estaba en medio de una neblina muy densa, no veía nada ¿Dónde estaba?¿era un sueño? estaba muy confundida debía ser un sueño, se sentía tan real . Iba avanzando despacio temerosa de ver lo que habría detrás, poco a poco se fue disipando la niebla, me encontraba rodeada de un páramo verde en medio de las montañas, un río atravesaba el paisaje, no era muy grande por lo que pensé que sería el nacimiento del río, el sonido del agua correr era relajante, seguí andando, esta vez estaba en medio de un bosque con claros de luz entre medias, se parecía a los bosques encantados de los cuentos que leía de pequeña, pequeños animalitos desconfiados corrían desesperados a esconderse, seguí hacía delante dejando atrás el bosque. Una muralla medio derruida apareció ante mí, debía de llevar siglos abandonada, trepé hasta alcanzar el otro lado.

Delante de mí apareció un paisaje totalmente diferente a cuanto había visto alguna vez, a lo lejos una fortaleza algo más pequeña que los castillos que había visitado tiempo atrás en mi país, lo que más me extraño eran las pequeñas construcciones que se alzaban al pie de dicha fortaleza, personas con diferentes estilos de ropa caminaban de un lado a otro, parecían jóvenes como de mi edad, después me dí cuenta que las había de todas las edades.
Me aventuré a seguir,! total solo era un sueño! no me harían ningún daño, pasé entre ellas sin ser notada por ellos, me reí me sentía increíblemente bien curioseando lo que hacían sin ser vista.
Me detuve sorprendida al fijarme por primera vez en los rostros y cuerpos de estas criaturas, ¿Qué era esto? ¿Halloween?.
Las personas de más altura debían de ser las hadas, lucían como Lüng y su aura dorada, algunos de ellos tenían en su espalda ¿alas?..Estaba alucinada, ¡no, no podía ser!, lucían diferentes de como yo creía que serían.
Sus alas eran entre blancas y doradas semitransparentes, muy finas, parecían echas de la más fina seda tallada con bellos filigranas resplandecientes, ninguna era igual para mi sorpresa.

Los seres más pequeños eran elfos, o eso parecían, sus orejas eran más puntiagudas que las de las hadas, me toqué una oreja dudando si alguna vez las mías se verían parecidas a las de ellos. Eran hermosos, me giré para observar mejor mi alrededor, vi a gente normal estar entre ellos hablando como si nada, lo sabía por el aura que era totalmente diferente, parecida a la de Rosa, posiblemente fuesen los guardianes del lugar.

Estaba fascinada parecía todo salido de un cuento, solo que todo cuento tiene su lado oscuro. Seguí caminando observándolo todo, no quería perderme ningún detalle de este magnifico lugar.
Algo captó mi atención volví la cabeza, no vi nada interesante excepto una pequeña fuente al final de las casas, me dirigí allí hacía calor y quería refrescarme un poco, al llegar comprobé el gran parecido a la fuente del jardín, era menos antigua que la mía.

La piel se me erizó alguien o algo me estaba observando, volví a mirar por los alrededores pero al igual que antes no vi nada, sumergí la mano en el agua fresca de la fuente llevándola a la cara, cerré los ojos para disfrutar de la fresca sensación, al abrirlos descubrí que no estaba sola, había alguien allí.

Nunca pude imaginar que él aparecería otra vez en mis sueños, solo que estaba vez parecía real enfrente mío, lo miré impresionada de lo alto que era, tenía un cuerpo musculoso, se notaba a través de la fina camiseta sin mangas que llevaba, sus bíceps se le marcaban al coger un recipiente lleno de agua para una anciana, ella se lo agradeció con una inclinación de cabeza le dijo algo en un dialecto que no conocía, él asintió con una bella sonrisa.
Lo miré al rostro observándole totalmente fascinada, sus ojos rasgados marrón oscuro se fijaron en un punto de la fuente, resultó ser nada menos que la misma figurita que el hada de mi fuente.

Sus ojos miraban al pequeño ser, sacó un libro de una apertura que tenía en los pantalones o como se llamase lo que llevara puesto, con la mano derecha tocó la pequeña figura de la fuente, con la otra sostenía el libro que por alguna razón era exactamente igual al que mi padre me dejó.

¿Donde lo había encontrado? Extrañada por la similitud del libro al mío, empezó a leer algo de el, mi atención iba del libro a su hermoso rostro.

Me fije en los carnosos y perfilados labios del chico en como los movía al leer, eran en verdad de lo más provocadores y sexys, la reacción de mi cuerpo no tardó en surgir, como si todo en él me perteneciese, la media mitad de la mía, me sentí al completo a su lado, feliz, es extraño ese sentimiento que despertaba en mí, solo lo sentí cuando papá estaba a mi lado solo que era diferente, más profundo, este chico si es que lo era, me provocaba, lo deseaba, quería besar esos labios e incluso mordisqueárselos, la tentación era grande ¡total era mi sueño y podía hacer lo que quisiese con él! Al acercarme más a él algo llamó mi atención hacía el libro, miré y me di cuenta que estaba leyendo las paginas que le faltaban al mío, sorprendida me paré a escucharlo, sonaba parecido a un conjuro.

De pronto algo empezó a cambiar, no lo ví pero lo sentía, era una fuerza invisible que se iba haciendo cada vez más fuerte y densa hasta formar una pequeña línea de energía casi corpórea que se iba expandiendo por todo el poblado en forma de un gran escudo, llegando a cubrir toda la fortaleza y sus terrenos de alrededor, ¿Era eso lo que tenía que hacer yo? Me pregunté intrigada.
Lo miré de nuevo esa sensación volvió a mí, él seguía leyendo en voz alta ajeno a mis sentimientos y mi presencia, su voz me volvió a atrapar ¿Qué tenía que ver este chico conmigo? ¿Por qué tiene que aparecer en mis sueños? ¿Existiría de verdad, o solo era producto de mi imaginación?.

Estaba muy confundida por este asunto, lo único que sabía es que su cara no se me iba de la cabeza¿ Sería alguien importante en mi vida futura?.
Me quedé ahí parada mirándole embobada, su rostro era el más bello que había visto en mi vida.
Cerró el libro dándose la vuelta se alejó de la fuente, yo le seguí estaba curiosa por saber donde iba.
Varias chicas de diferentes razas se le acercaron, una de ellas la más alta y rubia, le cogió por el brazo se alzó hasta besarlo en la mejilla.

--¡Pero es que hasta en mi sueño tiene que haber busconas!—no me pude aguantar más y lo dije en voz alta.

El se quedó rígido, miró atrás extrañado me miró fijamente al verme.

--Emm..! Hola!—dije levantando la mano a modo saludo toda nerviosa y cortada, pero..¿Porqué solo él me veía?¿esto no era un sueño?.

Se acercó a mí despacio, midiendo cada paso que daba, con una extraña expresión en su rostro, al llegar a mí levantó su mano para coger un fino mechón de mi cabello, lo tenía enfrente mirándome a los ojos fijamente con expresión incrédula, como si fuese un fantasma lo que tenía delante de él y no al revés, no pude resistirme a su magnetismo, acercándome más a él me puse de puntillas, tenía que besarlo, probar esos labios que me volvían loca, era inevitable que nuestros labios se rozaran, solo que eso no llegó a suceder.

--¡Naiara despierta! ¡Despierta! o llegarás tarde—mamá me despertó del extraño sueño justo en el momento en que sus labios rozaran los míos.
--¡Mamáaaaa! ¿No podías haberte esperado un poquito?—la dije molesta por despertarme justo en el mejor momento.
--¡Vamos, levanta! Ha llamado Rosa, te espera dentro de una hora donde siempre—dijo.

Me encontré con Rosa en la parada del bus una hora después, habíamos quedado para ir de compras al centro comercial, como era sábado decidimos pasar el día fuera de nuestras casas.

Vimos a Sergio con su hermana salir de una tienda de ropa deportiva, llevaban algunas bolsas con logotipos de ropa de marca.
--¡Ey, chicas!¿ donde vais?—preguntó.
--¡Hola, Sergio! Vamos al Burger Kim ¿os venís?- los invitó Rosa.
--Vamos a dejar esto, ahora nos vemos—dijo señalando las bolsas.
--¡OK! Mientras esperamos a Bianca – dije

Vimos como se alejaban hacía el aparcamiento, nosotras nos dirigimos hacía el Burguer, allí sentada estaba Bianca con dos chicos más, uno de ellos era su novio el otro estaba de espaldas por lo que no se le veía bien.
Bianca nos vio, levantó una mano para que fuésemos allí, al acercarnos me dí cuenta de quien era la otra persona, Alex se giró mirándome fijamente, una sonrisa ladeada asomaba en sus labios al verme. Se levantó para ofrecerme un sitio a su lado, no tuve más remedio que sentarme para no despreciar su gesto hacía mí.

--Hacía tiempo que no nos veíamos—dijo mirándome de arriba a bajo poniéndome nerviosa.
-- Cada día estas más hermosa, ¿Cómo lo haces?—me guiñó un ojo, este chico sabía como ligar pero… por algún motivo ya no me afectaba tanto como antes, eso me extrañaba ya que hasta ahora él era el único que me había impresionado hasta el momento, claro no contando con el chico de mis sueños.

Encogí los hombros en repuesta a su pregunta, se nos unió Sergio y su hermana. pasó el tiempo sin darme cuenta, observé a Rosa con Sergio hacían buena pareja, lastima que solo estaría unos meses, después se iría al igual que yo, fuera del país, ambas a distintos sitios para gente como nosotras, ¿Qué nos depararía el futuro?, quería que Rosa viniese conmigo.
Nuestro futuro estaba echado.
-¿Qué te ocurre? Te pusiste sería de repente ¿No te encuentras bien?—me preguntó Alex.
--Si, estoy bien es que ando un poco distraída.—le respondí.

Poco después me fijé en su rostro sorprendiéndome la similitud de algunos rasgos que tenía con el chico de mis seños.
La nariz era casi la misma, el tono del cabello el mismo, Alex lo tenía más coto, eran musculosos con buena figura, labios gruesos y atractivos, los el chico desconocido el inferior era algo mas grueso que el superior pero igualmente bien perfilados, al reír se le hacían unas pequeñas marcas a ambos lados de los labios, se veía que era risueño, me acordé de cómo sonrió a la anciana elfo con el agua, solo en pensarlo mi corazón se alteraba deseando volver a verlo aunque solo fuese estando dormida.

--Estas roja, ¿Quieres que salgamos fuera?-observó él.
-- No, no hace falta se me pasará enseguida—avergonzada de haber sido pillada por él.

Dos horas más tarde Alex se ofreció a llevarnos a casa. El día se pasó rápido, nos despedimos de los demás. Rosa fue a la primera que dejó, nos encontrábamos solos ahora, estaba un poco nerviosa, Alex me gustaba pero había algo en él… no sé, serían cosas mías..

Paró el coche frente a mi casa, se giró para verla, me dijo que parecía acogedora, le contesté que sí sin saber que decirle más.
Me bajé del coche despidiéndome de él, no le dí tiempo a que se bajara cuando llamé a la puerta, me volví deseándole buenas noches y darle las gracias por la velada.

En mi habitación tumbada en la cama no podía conciliar el sueño, la imagen de ese chico la tenía presente constantemente, deseaba dormir y que él volviese aparecer en ellos.
Me acordé del libro que él tenía ¿ sería eso lo que tenía que hacer, para que la cúpula volviese a estar restaurada de nuevo?. Esa página no estaba en mi libro ¿Cómo lo iba hacer?, aprovecharía el tiempo si volvía a tener esta misma oportunidad para fijarme en el conjuro que dijo el chico imaginario.

Suspiré, mañana tenía examen y no había estudiado nada, como el sueño no llegaba cogí el libro de texto y me puse hacerlo, esta vez conseguiría un aprobado en la asignatura

!Odiaba estudiar!, mi mente estaba ocupada en otras cosas, pero bueno… había que hacerlo no me quedaba de otra, de todas formas dentro de unos meses me iría a esa escuela o campamento como tanto le gustaba llamarlo a mi mama.

El anciano por las tardes nos hablaba de su tierra de origen, dejándonos intrigadas y curiosas por ver ese mismo lugar, sabíamos que ahí no podíamos pasar, pues se nos consideraban seres impuros, solo las hadas puras de nacimiento y alguna excepción de otra raza tenían acceso al lugar.

Me imaginaba esa tierra toda cubierta por el verde de los pastos, sus enormes árboles protegiendo el lugar para que los “no mágicos” pudiesen encontrarlo, bellas flores esparcidas por todos sitios llenaban de color el paisaje, casas del mismo color de la naturaleza para no llamar la atención, algunas de ellas situadas en la base de los árboles más gruesos, niños corriendo y gritando alegremente.

¿Estaría él entre esa gente?, no vi signos en su aura, la verdad es que no me fijé en eso. Primero él tenía que ser real, cosa que dudaba, era producto de mi imaginación, creando un ser parecido a Alex pero con rasgos asiáticos, el resultado fue impresionante, por lo que decidí que él era un producto de mi mente calenturienta, si eso era.

Los ojos se me fueron cerrando poco a poco con la llegada del sueño reparador, mañana sería otro día


FIN DEL CAPITULO.

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