[FICS] El Secreto de Naiara - Capítulo IV


                                                          CAPITULO CUARTO

En casa no hacía nada más que darle vueltas al asunto de Rosa ¿Cómo era que ella los notó? ¿Sería como yo? No, no lo era, percibí algo raro en ella cuando la conocí no le dí importancia entonces hasta hace unas horas.
Es la primera vez en todo este tiempo que los veía aparecer solo espero no tener que irme otra vez, aquí me encuentro a gusto me hace sentir normal conocer a gente que no le importa como eres en realidad y sentirme atraída por una persona por primera vez es algo nuevo en mi vida, algo que deseé desde que tengo uso de consciencia.

Al día siguiente….

El cielo estaba cubierto de nubes, a través de ellas se filtraban pequeños rayos de Sol que no llegaban a calentar apenas, era un día en la cual no te apetecía salir de la cama y mucho menos hoy veinticuatro de Diciembre “Noche Buena”.
Este día es muy triste para nosotras, mi mamá y yo echábamos de menos a papá, esa persona alegre y divertida que nos iluminaba el alma solo con su existencia ¿Por qué no lo había visto aún? Por lo que sé a través de artículos y leyendas había hadas que al morir si su alma estaba vinculada a alguien una pequeña parte de ella se negaba a abandonar por lo que a veces en sueños se manifestaba poniéndose en contacto con dichas personas. Me acordé del sueño en donde mi papá perdió la vida, momentos antes de estrellarse contra el acantilado él quedó todo iluminado llegando a desaparecer ante mis ojos, recordé sus palabras claramente “cuando me necesites allí estaré”.

En todos estos años lo añoré, rogando que todo fuese una mala pesadilla y que al despertarme él sería el primero en darme los buenos días como cuando estaba en casa siendo pequeña.

Mi rostro esta húmedo por las lágrimas que fluían sin cesar, no me dí cuenta de que estaba llorando hasta que se empezó a humedecer la almohada, intenté secar mi rostro con la mano pero era imposible parar el llanto! Como lo echaba de menos!
Cogí su fotografía de la mesilla y me quedé mirándole, él me miraba sonriéndome estaba feliz conmigo en brazos, su pelo castaño claro con pequeñas mechas rubias naturales, tenía un precioso pelo que me hubiera gustado heredar, sus ojos color miel y su piel dorada, no había ser tan hermoso como papá, yo por el contrarío era morena de pelo, ojos marrones tan oscuros que parecían negros lo único que hederé de él fue el tono de su piel.
Papá decía que era el mismo retrato que mi madre solo que en miniatura. Me levanté de la cama en dirección al baño para asearme y arreglarme un poco, no quería que mamá se diera cuenta hoy sería un día largo, intentaría sacarla para ir de compras.
Es lo más preciado que tengo y no la defraudaría bastante es que tenía que arrástrala conmigo por todas partes debido a mi nacimiento.

El centro comercial estaba lleno de gente haciendo sus últimos encargos como nosotras, pasé por un escaparate donde se exponía un precioso abrigo en seguida pensé en mamá, le quedaría perfecto hacía tiempo que no se compraba nada y este sería el regalo ideal para ella.

--Mamá espérame un poco tengo que hacer algunas cosas—la dije
-- Vale, mientras aprovecharé para comprar algo para la cena—contestó.
-- OK, lo que sea todo lo que haces esta muy rico—la dije sonriendo.
-- Venga ve que se nos hace tarde.

Yo asentí con un leve movimiento y fui a por el abrigo, no me importaba cuanto costase pues papá nos dejó bastante dinero para vivir cómodamente mientras viviésemos.

Al salir de la tienda me choqué con alguien por no mirar llevaba prisas me demoré un poco en la tienda y no quería que mamá se impacientase por mí. Esta persona me sujetó para no caer por el impacto del choque.

--Gracias—dije sin levantar la cabeza intentando recomponerme un poco con las manos ocupadas.
--¿Qué voy hacer contigo? Algún día acabaré lesionado por ti – Dijo una voz conocida.

El pulso se me aceleró cuando reconocí la voz, levanté la cabeza para mirarlo, él me sonreía divertido pero aún así no me soltó, era todavía más atractivo cuando reía ¿Que me pasaba con este chico?

--¡Oh! lo siento, llevo prisas y no miré- le dije disculpándome toda roja.
--Jejejej, ¿Has venido sola? – preguntó mirando a los lados.
--No, vine con mi madre que seguro se preguntará donde me metí.
--UHMM ya veo, entonces será mejor que vayas a su encuentro.

Me despedí de él y fui en busca de mamá -- ¡Que tonta ¡ siempre que se acerca tú le huyes ¿Cómo quieres que se fije en ti? ¡ Eh ¡-- hablé conmigo misma regañándome.

---¡ Ey, espera! – Le oí decir a Alex, me dí la vuelta para mirarlo, él venía corriendo hacía mí.
--Creo que se te olvidó algo—me mostró la bolsa donde estaba el abrigo.
--Gracias—le dije ¿En que momento se me cayó que no me dí cuenta? Que despistada soy, pensé.
--¿Sabes? Eres diferente de las demás chicas y eso me gusta—Se puso serio al decirlo. No sabía que contestar me dejó toda cortada sus palabras ¿dijo que le gustaba? ¿Seria posible eso?.
--¡Feliz Navidad!-Dijo de repente acercando su rostro a mí, lo tenía tan cerca que me pilló de sorpresa, le iba a contestar cuando noté sus labios en los míos , solo fue un breve instante , un roce por así decirlo y mis pulsaciones se dispararon dejándome un extraña calidez en mi interior.
 Le vi darse la vuelta con una sonrisa en los labios, estaba anonadada, no podía moverme del sitio.
Mi primer beso ¡si es que se le podía llamar! Y en un centro comercial, nada especial si no fuese por esa sensación tan rara que sentí, creí que sería diferente como si todo te diese vueltas o que desapareciesen todos alrededor de nosotros como en los libros románticos de Jude Deveraux que suelo leer.
--¿Estas aquí?, te estuve buscando como tardabas—dijo mamá—¿Que te pasa? estas toda roja—observó.
--¡Oh! Nada – saliendo de mi letargo mirándola.
Esa noche la pasé con ella acompañándola no quería dejarla sola, llamó Bianca para dar una vuelta por lo visto en el pueblo se celebraba a lo grande la gente salía con los familiares a tomar algo por ahí, los establecimientos se llenaba de gente festejándolo, pero no iba a dejar a mamá sola.

En la noche no pude dormir pensando en Alex,
La Navidad fue como un día normal para nosotras, no teníamos que celebrar nada, los días fueron pasando sin contratiempos dando paso al Año Nuevo esta vez fue mi madre la que no me dejó quedarme en casa, llamé a las chicas para salir un poco.
Nos encontramos en la plaza del pueblo, me sentí rara al llevar un vestido escotado y por encima de las rodillas de color violeta, con una cinta de unos ocho centímetros de ancha de raso negro bajo el pecho, la falda tenía algo de vuelo le daba gracia al vestido al andar.
La gente se vestía formal en este día, Bianca llevaba un vestido entallado de color rosa, corto, le quedaba a la perfección, Rosa sin embargo se puso uno mas recatado color marrón chocolate de tirantes, en la parte del pecho tenía bordado unas pequeñas flores blancas que le daba un aire juvenil al vestido e igualmente por encima de las rodillas.
Rosa me felicitó las navidades ya que no nos habíamos visto desde ese día, teniendo una conversación pendiente entre nosotras.

Faltaban unas horas para el nuevo año, la gente esta excitada riéndose conversando unos con otros, se nos unió algunos compañeros de clase entre ellos estaba Alex y esa chica del pelo rubio tan atractiva.

Sergio se acercó a mí tenía dos vasos en las manos uno de ellos me lo ofreció.
--Toma es Coca Cola, no sé si te gusta que lleve algo de alcohol- extendió el vaso para que lo cogiera y así lo hice.
--Gracias y no, no me gusta –sonreí con agradecimiento. Empezamos hablar de cosas sin importancia, es divertido conversar con él
La noche fue pasando y Alex ni se me acercó si quiera, una sola vez nuestras miradas coincidieron, me guiñó un ojo y eso fue todo. Está claro que es un chico que le gusta jugar a dos bandas, me decepcioné un poco, esos chicos no van en serio con nadie solo iban por lo que podía sacar de las chicas.
Sergio sin embargo es diferente, atento, simpático, agradable, lindo pero no sentía nada más que amistad por lo que no le daba alas a sus sentimientos por mí.

Llegó Rosa por detrás cogiéndome del brazo me susurró al oído.
--Tenemos que hablar, ven- me disculpé con Sergio, el momento había llegado no lo podíamos retrasar más. Escogimos un sitio tranquilo nos costó un poco localizarlo por la cantidad de gente reunida allí.
--¿Dime qué eres?-me preguntó directamente Rosa.
Quedé sorprendida por la pregunta no sabia que contestarle.
--Sé que tú no eres como ellos, lo noto no te preocupes esta conversación no saldrá de aquí.
--¿ Y tú como sabes que soy distinta? ¿Quién eres?- la dije.
--Bueno te diré todo si eres sincera conmigo ¿OK?– me dijo, yo asentí con un movimiento afirmativo con la cabeza, nerviosa por lo que me fuese a decir.
--Provengo de una familia de brujas, la primogénita de cada generación nace con este poder, soy hija única y es mi madre quien me ayudó a comprender todo esto, papá es una persona normal, comprensiva, que no le importó lo que era mi tía y mi abuela hasta que nací yo, tiene miedo de que me pase algo, hasta hace poco no creía en nada mágico que no estuviese en los libros.
--¿Cómo que te tocó a ti?¿ tu tía no tiene hijos?- pregunté interesada.
--Si, pero son varones y a ellos no les afecta- dijo un poco triste.
--¿Cuándo lo notaste? – la dije.
--Hace apenas dos años, estaba en casa enfadada con mamá cuando noté un hormigueo por mis manos y de pronto las cosas empezaron a caerse sin motivo alguno, me llevé un susto tremendo, mamá se quedó pálida y llamó a mi abuela, ella me dijo que hiciera algunas cosas y así fue como supe lo que yo era y a los peligros que me tendría que enfrentar, me dijo que cada una de nosotras que nacemos con un poder así teníamos un destino que llegado el momento había que afrontarlo. No sé a que se refería con eso -- dijo mirándome.
-- Te toca, dime – me dijo.
--¡Woo, una bruja!, no pensé que habría mas razas aparte de la mía—dije mirándola sorprendida.
--Soy una hobgoblin (mitad hada-mitad humana)—dije temerosa de su reacción.
--¿Qué? no puede ser ¿quieres decir que eres hija de una hada?—me miro incrédula.
--Mas bien hija de un hada y una humana—dije sonriendo
--¿Cómo es tu padre?- dijo curiosa.
--Hermoso, especial, solo que ya no está con nosotras, lo mataron hace años – dije entristecida.
--Todo lo que sé, fue a través de mi madre y un libro de instrucciones que dejó mi padre para que llegara a conocerlos un poco.
--¿Le viste las alas? ¿Tienes alas?.
--No, no se las vi, de hecho no he visto que las hadas las tuvieran y he visto unas cuantas créeme.
--Pues las tienen, no se porque tu no las has visto a no ser que ellos las ocultaran.

Sus palabras me dejaron curiosa cuando viera a mamá se lo diría ella sabría que decirme respecto a eso.
--Lo que si me fijé es en lo diferente que son aquí, su forma de vestir y eso que solo logré verlos por un instante- dije
--¿Te refieres a los del otro día?- contestó.
--Si, a esos.
--No eran hadas exactamente, por lo menos no a las que tu estas acostumbradas a ver, tienen un nombre diferente se les llama “DRIADES” es inusual que las veas por aquí ya que se encuentran en los bosques sobre todo cerca de los robles, se conoce que son sus preferidos, no son peligrosas pero la verdad ya no me fío de nada que provenga del mundo mágico.
--¿Cómo sabes tanto de ellas?-le dije curiosa
--Al igual que tú tengo un libro de las especies mágicas de esta zona.
--Interesante, un día me lo tienes que enseñar yo solo sé lo que pueden hacer algunas si nos descubren—dije acordándome entristecida de mi querida amiga.
--¿Qué sabes hacer? ¿Tienes algún poder?- dijo Rosa.
--Si, me puedo volver invisible, ocultar mi aura y realizar algún que otro hechizo de protección, pero viendo esto creo que estoy un poco verde, tenemos que ayudarnos creo que estas como yo en ciertos aspectos.
--¿Cómo no te protegiste ante ellos? No deben saber que hay gente como nosotras aquí, es muy peligroso, sabes lo que nos harían ¿verdad?.—la dije preocupada.
--Si, algo comentó mamá sobre eso- dijo preocupada.

Estábamos tan metidas en la conversación que no vimos llegar a Bianca, nos cogió desprevenidas sobresaltándonos cuando oímos su voz, espero que por su bien no haya oído nada de lo que decíamos, nos tomaría por locas a las dos.

Fui a por algo de bebida tenía la boca seca de tanto hablar, las campanadas empezaron a sonar de pronto
 --¿Ya son las doce?-- Me pregunté mirando el reloj de pulsera como no me gustan las uvas seguí mi camino. Una mano se aferró a mi cintura impidiéndome andar me di la vuelta para ver de quien se trataba, mi sorpresa fue al ver a Alex enfrente de mí.
--¡Feliz Año Nuevo!- no me dio tiempo a contestar cuando sus labios se posaron en los míos, una oleada de calor recorría mi cuerpo me sujeté a su camisa para no caer mis piernas se volvieron inestables en ese momento.
El beso se volvía más exigente, su lengua intenta abrirse paso a través de mis labios lográndolo.
La primera vez que la noté jugar con la mía no sabía como responder, imité sus movimientos al poco ya me dio igual fue como una explosión de sensaciones desconocidas mis oídos pitaban silenciando cualquier ruido del exterior, olvidándome de donde estaba y lo que había ido hacer.
El me atrajo más hacía él de manera que solo nos distanciaba la tela de nuestras ropas, noté su excitado cuerpo pegado a mí produciéndome una extraña calidez en el centro del mío, esto es nuevo para mí, moví las manos hacía arriba hasta abrazarlo por el cuello haciendo el beso más profundo y apasionado esta sensación es adictiva no puedo dejar de besarlo, no quiero dejar de hacerlo, pero todo principio tiene su fin.

--¡Alex¡ ¿que estas haciendo?—oí una voz chillona al lado mío, nos separamos, estoy un poco aturdida por el beso pero aún así me doy cuenta que la dueña de esa voz es la rubia despampanante que no se despega de él.
Les oigo discutir, no quiero más problemas de los que ya tengo me doy la vuelta y voy a por la bebida que olvide momentos antes.

Dos semanas después……

Se acabaron las vacaciones, en este tiempo no lo volví a ver y eso que salimos a menudo.
 Rosa y yo nos habíamos unido más nos enseñamos los libros de cada una e incluso empecé a enseñarle como proteger y alzar un muro en su mente para cuando esos seres estuviesen cerca.
Ella me mostró la variedad de hadas que había y otros seres, nunca imaginé que hubiese tantas especies, algunas eran inofensivas pero de todos modos no me fiaba de eso.
Me comentó que sus padres la enviarían lejos a estudiar al año siguiente, en una universidad que no había oído hablar nunca de ella, ella no quería irse solo que no le servía de nada sus padres ya mandaron la solicitud de ingreso y con las notas de Rosa no habría problemas es una buena estudiante.

Mamá esta preocupada pues solo faltan unos meses para que acabe el curso y tenía que decidir a que universidad tenía que ir. Todos en mi clase hablan de eso emocionados la mayoría de ellos tendrán que abandonar su hogares para cumplir sus sueños, yo sin embargo no quiero ni hablar de ello no voy a dejar a mi madre sola.
Bianca se iría a la universidad Complutense de Madrid quiere estudiar diseño de interiores o algo por el estilo nos lo comentó un día en la cafetería. Rosa no sabía que elegir aunque le gustaba el cuidado de las plantas, esperaba que donde fuese haya algo similar a lo que buscaba, se iría fuera de España no sabía el lugar exacto donde se encontraba ubicada esa universidad, la verdad que se me despertó la curiosidad del secretismo de los padres de ella, me encogí de hombros como gesto, ellos sabrían lo que hacían.

Al llegar a casa saludé a mamá con dos sonoros besos en las mejillas.
--Hola cariño,¿Qué tal el día? ¿Como te fue?—preguntó mama
--Bien- contesté, dejé mis cosas en la entradita,
--Estoy sedienta- me dirigí a la cocina para saciar la sed y picar algo, mi estomago protestaba ruidosamente, mamá sonrió al escucharlo.
--Ve al salón hasta que te prepare algo para cenar, hoy echan tu peli favorita.
--¿Cuál, mamá?—pregunté
--Esa que se enamora una chica con un vampiro o eso creo no estoy muy puesta en estas pelis tan modernas—dijo mamá desde la cocina.
--JJJejejeje, ya se cual—dije pensando en Robert Pattinson este actor me encanta, ansiosa de ver la última peli de la saga.

Al día siguiente noté que algo le pasaba a mi madre se comportaba diferente, su expresión no me gustaba para nada ¿Que sería que tenía así a mamá? Estoy intrigada, miré el reloj de pulsera se me estaba haciendo tarde, me despedí de ella rumbo a clase, estaba deseando que se acabase ya.

Al salir de mi última clase Rosa me estaba esperando en el pasillo con expresión sería, con los libros apretados en su pecho casi doblados por la fuerza de sus brazos.
--Tenemos que hablar – me dijo con voz apagada.

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